Los más de 240.000 musulmanes que residen en Madrid sólo cuentan con un cementerio de su religión en toda la comunidad.

Está en Griñón, fue creado por Franco para sepultar a los soldados de su guardia mora  Está en Griñón, fue creado por Franco para sepultar a los soldados de su guardia mora y, según Riai Tatari, imam de la mezquita de Tetuán, "es insuficiente".

El Ayuntamiento de Madrid cederá a los musulmanes 10.000 metros cuadrados en el cementerio de Carabanchel para ampliar los recintos funerarios de los que disponen.

Además, las comunidades islámicas están negociando un convenio con el Gobierno central para que éste inste a los municipios a que creen espacios para musulmanes en sus cementerios.

"En Madrid hay localidades como Getafe o Parla con grupos muy numerosos de fieles. Además, el traslado de un cadáver de un municipio a otro es difícil y caro", explica Tatari.

Los musulmanes también piden que se respete su rito funerario, en el que el muerto se entierra sin féretro, algo prohibido en España. "Es más higiénico, el cuerpo se descompone antes", dice Tatari. En Griñón, pese a la ley, siempre se ha hecho así.

Limpios, sin joyas, flores ni fotos

Los cuerpos se orientan a La Meca. Tras cinco años, en la misma fosa se puede enterrar otro cadáver. Un cementerio árabe no tiene flores, prima la austeridad.

Sus allegados asean al fallecido en el lavatorio, lo despojan de joyas, lo envuelven en una sábana blanca hecha jirones.

También son sencillas las lápidas, sin foto porque la muerte iguala a guapos y no tan guapos.