Hace 550 millones de años, un océano separaba Laurasia y Gondwana, continentes hoy desaparecidos... Podría parecer el arranque de cualquier relato de ficción, pero no lo es.

Las rocas más antiguas de la Gruta de las Maravillas de Aracena (Huelva) datan de esa época.

En 1914 abrió al público y desde entonces han sido miles los ciudadanos que han disfrutado de esta y otras historias en los 45 minutos que dura la visita por las sala de Las Conchas, los Desnudos, el Gran Lago...

La historia de la cueva está ligada a la de Aracena. Y más desde que en 1933 sus vecinos se convirtieron en sus legítimos propietarios.

En estos años han cambiado algunas cosas. Los electricistas que hace un siglo mostraban la gruta son hoy guías profesionales.

Además, el trayecto que se visitaba, inalterable desde los años 20 (un kilómetro de los 2,13 que tiene la cavidad), se ha ampliado, incorporando a la visita las salas de la Palmatoria y los Banquetes.

Sin embargo, otras no. La temperatura de la cueva es siempre la misma, de entre 16 y 19 grados centígrados. Y la humedad relativa en el aire, del 98%.