El problema es que rompen las vallas, destrozan las puertas, parten las fuentes, quiebran los tejados, entre otros destrozos, como en el caso del Nicolás de las Peñas. Además, lanzan las botellas y dejan los cristales tirados en el patio.

«La solución pasa por hacer las vallas de los centros educativos más altas, aumentar la vigilancia policial y solicitar la ayuda de los vecinos para que denuncien la situación», explicó Pedro Nicolás, director de colegio público Nicolás de las Peñas, a 20 minutos.

Por su parte, fuentes del  Ayuntamiento de Murcia afirman que aumentarán la vigilancia en los centros durante los fines de semana, pero explican que subir las vallas no es un tema tan sencillo, ya que hay muchos padres que no quieren que el colegio de sus hijos parezca una jaula.

Los centros también se quejan de que los ladrones lo tienen más fácil para entrar a robar material informático o audiovisual en el interior del colegio, puesto que los vecinos no denuncian ya los ruidos pensando que son los jóvenes del botelleo, según fuentes de la Policía Local de Murcia.

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El Andrés Baquero pudo erradicarlo

En el colegio público Andrés Baquero hace casi dos meses que terminaron con los botelleos. Desde que a principios de año el Ayuntamiento elevara la valla del centro y la Policía hiciera rondas nocturnas los fines de semana, los jóvenes han decidido dejar tranquilo el colegio, explicó la jefe de estudios del centro a 20 minutos.