El director de la Fundación CajaSur, Ángel Cañadilla, y el presidente de Iemakaie, Jaime Loring, en presencia del alcalde de Montoro (Córdoba), Antonio Sánchez Villaverde, han firmado este jueves un convenio por el que la Fundación CajaSur se compromete a seguir colaborando con la citada ONG, en este caso para la adquisición de material para su centro de Montoro.
Según ha informado CajaSur, gracias a esta colaboración económica el Centro de Atención Infantil Temprana Iemakaie de Montoro, cuyo edificio es propiedad del Ayuntamiento montoreño, podrá adquirir nuevo material terapéutico, de diagnóstico y de evaluación, para atender a más de 50 niños, con problemas de desarrollo cerebral, de edades comprendidas entre los cero y los cinco años que acuden diariamente a sus instalaciones.
El director de la Fundación CajaSur, Ángel Cañadilla, ha explicado que este acuerdo engloba "la vocación de la Fundación CajaSur de prestar especial atención y dedicación a sectores necesitados de nuestra sociedad y, entre ellos, se encuentran los enfermos de esta dolencia, a los que hay que acoger y cuidar como hace Iemakaie".
Por su parte, el presidente de dicha ONG, Jaime Loring, ha agradecido "el esfuerzo realizado, un año más, por parte de la Fundación CajaSur, ya que respalda la labor que realizamos desde esta asociación con personas en situación de exclusión social o vulneravilidad".
La Asociación Iemakaie nació hace más de 13 años y, desde su creación, trabaja en cuatro frentes, el primero es la prestación de servicios de asesoramiento, reeducación e integración social a enfermos de SIDA, mientras que el segundo frente está orientado a personas con discapacidad intelectual y graves problemas de conducta. De hecho, Iemakaie tiene en Guadalcázar (Córdoba) una residencia para 26 personas de estas características.
El tercer frente está orientado a niños de entre cero y cinco años, con diferentes problemas de desarrollo cerebral. Para ello se cuenta con un centro de día, ubicado en la localidad cordobesa de Montoro, donde los pequeños reciben asistencia psicológica y terapéutica, mientras que el cuarto frente es el de la prostitución callejera y en pisos. Se trata de chicas extranjeras y se les ayuda con acompañamiento personal, atención sanitaria y psicológica, control de VIH y ayuda jurídica para regularizar la residencia.
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