Un granjero viudo se vio en la ruina sin más consuelo que el de su única hija, María. Fue a buscar trabajo a la ciudad, donde se encontró con un extraño espectáculo de magos y equilibristas. El granjero quiso alejarse del bullicio, pero un misterioso joven, que se hacía llamar el príncipe de Kaldoon, le retuvo.
«¿No es esto lo que has venido a buscar?», le preguntó el joven mientras manoseaba unas monedas de oro. «Si quieres salir de la ruina me darás a tu bella hija en matrimonio». El granjero accedió, pero cuando le dio la noticia a María, ésta se puso tan triste que perdió toda belleza y resplandor porque realmente estaba enamorada de Florián, un chico del pueblo. Cuando el príncipe Kaldoon vino a buscar a su prometida y la vio tan desmejorada, le dijo al granjero que esto no era lo convenido. Pero, acto seguido, raptó a la muchacha a lomos de su caballo.
El enamorado Florián sabía que el tal Kaldoon no era un príncipe, sino un brujo y que su amada corría un gran peligro. Así es que después de mucho cabalgar, logró encontrarla en una cueva, y aprovecharon un sueñecito del brujo para escapar. Después se casaron y la chica perdonó a su padre.
Buscar y encontrar el amor verdadero es uno de los principales motores de la vida. Así es que ¡no le perdamos la pista!
Próximo viernes: 57/La joven del retrato
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios