Ocho años de luto para cuatro jóvenes en la flor de la vida, metidas en una casa-jaula bajo el dominio de la madre. Quién no conoce esta historia.  La de una casa con el nombre de su dueña, La casa de Bernarda Alba, que escribiera Federico García Lorca en 1936.Ahora llega al Teatro Principal en la adaptación fiel y sin adornos de Amelia Ochandiano, pero que no evita una «reflexión contemporánea sobre la represión que en la actualidad continúan sufriendo muchas mujeres en el mundo». En el montaje, la sencillez de la puesta en escena contrasta con el mestizaje de la música, que firman Enrique Morente y Las Voces Búlgaras.