"Procura no contestar. Insiste en que no tienes ninguna relación relación con tal grupo. Confesar será tu condena". Así, tan complicado pero tan sencillo a la vez, se muestra uno de los capítulos del manual para muyahidines, encontrado en el piso de Leganés tras el suicidio múltiple.
Existen precedentes de esta técnica en algunos de los detenidos por el 11-S. Sin ir más lejos, -y según cuenta El País-, tres semanas antes de los atentados contra las Torres Gemelas, el FBI detuvo a Zacarías Moussaoui.
Aunque llevaba tiempo apuntado a una escuela de vuelo, y siempre indicaba que no le interesaban ni los despegues ni los aterrizajes, negó en todos los interrogatorios cualquier plan terrorista y ocultar al mundo los que se le venía encima el 11-S.
Firmeza extrema
"Debes ponerte firme a pesar de las pruebas, denuncias de agentes o confesiones de los demás, porque tú puedes rechazarlas y dar rodeos, para salir de los dilemas con honor", añade el manual, que apostilla: "Tu confesión en los tribunales será la mejor prueba contra ti mismo, que nada te lleve a la confesión (...), recuerda que el interrogatorio y la tortura tienen un fin, y de ti depende quedar como un deplorable miserable y traidor o como un héroe".
Un buen ejemplo de este comportamiento se halló en casa del clérigo radical Abu Hanza, quien fue descubierto con cintas que llamaban al odio racial en su poder. Cuando se le rindió cuentas por ello, Hamza negó las evidencias.
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