Licencia de obras a la Fundación San Cándido para construir un centro de educación infantil en Cajo

El Ayuntamiento de Santander ha concedido a la Fundación San Cándido la licencia de obras para la construcción de un Centro de Educación Infantil de primer ciclo en Cajo, según ha anunciado este domingo el concejal de Infraestructuras, Urbanismo y Vivienda, César Díaz.

El Ayuntamiento de Santander ha concedido a la Fundación San Cándido la licencia de obras para la construcción de un Centro de Educación Infantil de primer ciclo en Cajo, según ha anunciado este domingo el concejal de Infraestructuras, Urbanismo y Vivienda, César Díaz.

En un comunicado, ha precisado que el proyecto, cuyo presupuesto asciende a más de 200.000 euros, consistirá en la adecuación del edificio en el que se ubica la residencia de las Carmelitas Misioneras que, durante casi 80 años, estuvieron al frente de la Residencia San Cándido.

El proyecto, que se ejecutará en la planta baja -con acceso directo desde el exterior y que no está comunicada interiormente con las otras dos plantas del inmueble- contempla la redistribución interior de la misma para dotarla de tres aulas, una sala de usos múltiples y un aula de descanso.

El Consistorio santanderino ha eximido a la Fundación San Cándido del pago de la tasa y el impuesto de construcción asociados a la licencia de obras, al tratarse de una entidad sin ánimo de lucro.

Una residencia con 86

Años de historia

La Residencia San Cándido, que se inauguró como Asilo de San Cándido en mayo de 1928 como un lugar para el recogimiento de inválidos de trabajo y paralíticos, fue financiada por Doña Emilia Herrera Vindel, que en testamento cerrado recogió su voluntad de crear una fundación benéfica particular para Asilo, que se instaló en la casa y finca de su propiedad, heredada de sus hermanos Adela y Cándido en Cajo.

Por expreso deseo de la promotora de este proyecto, el Asilo se denominó de "San Cándido", en memoria de su hermano y su padre, y encomendó su gerencia a las Hermanas Carmelitas Terciarias Descalzas que, posteriormente, pasarían a llamarse Carmelitas Misioneras.

En un principio, la casa, con capacidad para 22 asilados, fue un centro mixto que, tras la Guerra Civil, fue reservado sólo para mujeres. En marzo de 1978 se puso en funcionamiento un nuevo edificio con capacidad para 131 personas, quedando entonces la casa de la familia Herrera Vindel como residencia de las Religiosas Carmelitas Misioneras.

Fue en diciembre de 1986 cuando entró en servicio un nuevo edificio anexo, con capacidad para 95 residentes, construido por la Fundación Marcelino Botín, en un terreno cedido por la Fundación San Cándido, quien asumió en exclusiva, en 2005, la gestión del centro.

Ese mismo año, en 2005, las religiosas que, desde sus orígenes y durante casi 80 años estuvieron al frente de la residencia, renunciaron a la gerencia del centro para ocuparse desde entonces de la realización de labores de pastoral y voluntariado.

En la actualidad, la Residencia cuenta con 226 plazas, 21 de las cuales forman parte de una Unidad de Psicogeriatría, destinada a mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por procesos demenciales en fases moderadas y graves y/o con problemas conductuales, mientras que otras 35 plazas están dedicadas al Centro de Día, que abrió sus puertas en el año 2008.

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