La industria musical británica entrega esta noche sus premios a los artistas más destacados del año. La ceremonia de los Brit Awards suele consagrar, año tras año, al grupo británico del momento.

Lejos quedan ya las emocionantes disputas entre Blur y Oasis (que este año reciben premio honirífico). Los favoritos, con tres candidaturas cada uno, son una londinense de 21 años, Lily Allen, la banda de rock progresivo Muse y los superventas Snow Patrol.

Sin embargo, muchas de las miradas esta noche se dirigirán a los jovencísimos Arctic Monkeys, el auténtico fenómeno musical y social de 2006 en el Reino Unido. La banda, cuyo disco de debut fue el más vendido de la historia en su primera semana a la venta, aspira a dos galardones: Mejor Grupo y Mejor Álbum Británico.

Mucho le deben los Brit Awards a los hermanos Gallagher, ya que su llegada al mundo de la música revitalizó estos galardones, que perdían prestigio por ser demasiado obvios.

Hoy en día ya no es necesario tener una carrera consolidada para partir como favorito en la ceremonia. Es el caso de la joven Lily Allen, que además de triunfar en lo musical ha pasado a ser un personaje público, ocupando muchas portadas en los tabloides de su páis.

Dos históricos como Jarvis Cocker (Pulp) y Thom Yorke (Radiohead) se han tenido que conformar con una sola candidatura, la del mejor Solista Masculino.

Otro nombre conocido es el de los reformados Take That (sin Robbie Williams), que optan al premio a la Mejor Canción, categoría elegida por el público a través de envío de SMS.

En el plano internacional, el dúo Gnarls Barkley parten como favoritos con tres candidaturas por su último disco, St. Elsewhere, y especialmente su canción Crazy, éxito del año a nivel mundial.

La ceremonia se retransmitirá por televisión con 30 segundos de retardo para aliminar cualquier material ofensivo.