La central nuclear burgalesa de Santa María de Garoña se ha sometido este jueves a un simulacro de seísmo que provocaba daños en su piscina de almacenamiento de combustible y que habría sido clasificado como incidente importante de nivel tres en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares y Radiológicos (INES).

El ejercicio, conforme a los requerimientos establecidos en su Plan de Emergencia Interior, ha contado con la participación de la Organización de Respuesta ante Emergencias del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y la Subdelegación del Gobierno en Burgos.

La prueba, de carácter anual, se ha iniciado a las 09.30 horas con la simulación de un terremoto que provocaba daños en la piscina de almacenamiento de combustible irradiado y la caída de un elemento combustible que se estaba manipulando en el momento del terremoto.

El seísmo provocaba, además, un incremento de la tasa de dosis en el interior del edificio del reactor, a causa de los daños ocasionados por el terremoto en los elementos combustibles y en las paredes de la piscina, además de la pérdida de agua de la misma y el descubrimiento del combustible almacenado.

Durante el ejercicio, el CSN ha realizado un seguimiento del estado de la planta y de las actuaciones del titular tanto para la recuperación de las condiciones de seguridad, como para la adopción de medidas de protección radiológica.

Siguiendo criterios radiológicos, el CSN ha recomendado al Centro de Coordinación de la Operativa de la Subdelegación del Gobierno en Burgos, con carácter anticipatorio y preventivo, el confinamiento en el interior de edificios de la población en un radio de cinco kilómetros alrededor de la planta.

El titular de la central ha simulado además la declaración de emergencia en el emplazamiento de su Plan de Emergencia Interior, mientras que el CSN ha activado la Organización de Respuesta de Emergencia en su nivel dos, lo que implica la activación de los grupos operativos de su Sala de Emergencias (SALEM) y el apoyo de expertos.