En libertad bajo fianza de 18.000 euros Serafín de Alba, el presunto encubridor del crimen de la pareja holandesa

Serafín de Alba, uno de los cinco imputados en la causa en la que se investiga el asesinato de la pareja de holandeses Ingrid Visser y Ludewijk Severin en Murcia, ha sido puesto en libertad bajo fianza de 18.000 euros tras estimar la magistrada del Juzgado de Instrucción número 5 de Molina de Segura el escrito del Ministerio Fiscal.

Serafín de Alba, uno de los cinco imputados en la causa en la que se investiga el asesinato de la pareja de holandeses Ingrid Visser y Ludewijk Severin en Murcia, ha sido puesto en libertad bajo fianza de 18.000 euros tras estimar la magistrada del Juzgado de Instrucción número 5 de Molina de Segura el escrito del Ministerio Fiscal.

De este modo, la sección segunda de la Audiencia Provincial resuelve, en su escrito con fecha de 31 de octubre, que el propietario de la finca en la que fueron enterrados los cadáveres, presunto encubridor del crimen y de nacionalidad española, quede en libertad con la obligación de presentarse semanalmente ante el Juzgado de Instrucción su residencia.

El resto de imputados en la causa son los dos ciudadanos de nacionalidad rumana, Ion Valentín y Constantin Stan, considerados autores materiales del asesinato; y el ex gerente del Club Voleibol Murcia en el que jugó la asesinada, Juan Cuenca, todos ellos en prisión. Así como María Rosa, que alquiló la casa rural en la que fue asesinada la pareja y condujo hasta allí a las víctimas y a los presuntos autores, que no se encuentra en prisión.

El Ministerio Fiscal recurrió la resolución de la jueza en la que denegaba el auto de libertad para Serafín de Alba bajo fianza de 18.000 euros. Tanto Miguel Ángel de Alba, abogado de Serafín de Alba, como el Fiscal solicitaron en su día la libertad para este imputado, pero la jueza lo denegó. El letrado como el Fiscal presentaron el recurso contra la denegación, que ha sido resuelto.

En los fundamentos de derecho del auto de su puesta en libertad, el Ministerio Fiscal expone que el rol que se le imputa como "mero encubridor o auxiliador posterior a las muertes, sin antecedentes penales, que goza de suficiente arraigo y no concurre indicio alguna que permita sostener que pueda manipular o destruir pruebas".

Por ello, la sala entiende que el riesgo de fuga no presenta "la suficiente intensidad" para que no quepe la sustitución de la prisión provisional sin fianza por una medida menos aflictiva, como la solicitada por el fiscal a la luz de las últimas diligencias y de las circunstancias económicas y personales del procesado.

Relato de los hechos

Los cuerpos de Ingrid Visser y de su pareja Ludewijk Severin aparecieron descuartizados y enterrados en una finca murciana. Los hechos se remontan al 13 de mayo, cuando la pareja desembarcó en el aeropuerto de El Altet (Alicante) con la intención de pasar tres días en Murcia. Solo un día después, ambos tenían una cita médica en una clínica de la capital murciana, aunque los motivos de esta fueron mantenidos en secreto por la familia en todo momento, al entender que no era "relevante" para la investigación.

Ingrid Visser, con 1,90 metros de altura, delgada, rubia y con ojos azul claro, era muy conocida en su país porque había sido una jugadora profesional de voleibol y había representado a Holanda en más de 500 ocasiones en campeonatos, al tiempo que había sido integrante de varios equipos españoles. De hecho, de 2009 a 2011 formó parte del equipo CAV Murcia 2005.

Durante el tiempo que formó parte de la plantilla del CAV Murcia 2005 residió en Murcia con su pareja Lodewijk hasta que, en 2011, ella decidió poner punto y final a su carrera profesional. Después decidieron regresar a Holanda, pero en los últimos dos años han vuelto en varias ocasiones a Murcia para pasar unos días, porque les gustaba la Región y le tienen "cariño".

El lunes, 13 de mayo, comenzó su última visita. La pareja alquiló un coche en el aeropuerto, un Fiat Panda de color negro con matrícula 9254 GTC, con el que se desplazó hasta Murcia, donde se hospedaron en el hotel Churra-Vistalegre. Ese mismo lunes fue el último día en el que se les vio con vida: tras registrarse en la recepción del hotel, volvieron a coger el coche por la tarde y desaparecieron.

La directora de la clínica avisó a la Policía de que la pareja había acudido en otras ocasiones al centro médico y eran "serios" porque siempre cumplían con las citas.

A partir de ese momento, la Policía Nacional entendió que había un motivo para investigar una desaparición y abrió los cauces y protocolos apropiados para su búsqueda.

La Policía abrió varias vías de investigación, y una de ellas condujo a los agentes hasta una vivienda en el municipio murciano de Molina de Segura. Al llegar al lugar, la Policía Científica confirmó que ahí se había cometido un acto violento.

En base a estas pruebas, la Policía continuó con las líneas de investigación y procedió a la detención de una persona de nacionalidad española en Valencia, Juan Cuenca. En base a los datos recabados en todas las actuaciones, la Policía averiguó que en una finca de la pedanía murciana de Alquerías podían encontrar más pruebas respecto a la investigación.

Los agentes excavaron la tierra y las primeras pruebas aparecieron a 50 centímetros de profundidad. Más tarde, y a más profundidad, encontraron los restos de dos personas que, según certificaron los investigadores, correspondían a un hombre y a una mujer.

Los análisis de ADN confirmaron que los restos mortales se correspondían con los dos holandeses fallecidos, y los estudios forenses determinaron una muerte violenta, idéntica en ambos casos, motivada por traumatismo craneoencefálico.

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