La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (TS) ha confirmado la pena de siete años de prisión para un joven que arrolló con su vehículo a otro con el que discutió por su novia en la localidad valenciana de Cullera el 9 de julio de 2011, según consta en la sentencia facilitada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV).

Así, el Alto Tribunal ha confirmado la condena para este joven por un delito de homicidio intentado y otro de lesiones, tal y como sentenció la Audiencia de Valencia, aunque ha estimado parte del recurso presentado por el procesado en relación con la condena en costas, que estima que deberá limitarse a las dos terceras partes de las causadas.

Sobre los hechos en sí, el TS indica que la "mecánica agresiva", las "amenazas" anteriores "claras" del procesado, la acción de buscarles ya pilotando el coche y acelerar contra ellos, el arrastramiento de la víctima principal encima del capó o la ausencia de frenada "confluyen para convertir en indiscutible la conclusión razonada de la Audiencia". A su entender, "es innegable la concurrencia del ánimo que desplaza el delito de lesiones en favor del homicidio".

Los hechos tuvieron lugar sobre las 3.00 horas del 9 de julio de 2011, cuando el acusado, que se encontraba junto a su pareja en una zona de ocio de la playa de Cullera, mantuvo una situación de enfrentamiento con otros cuatro jóvenes, después de que alguno de éstos profiriera alguna expresión grosera hacia la novia, o quizá le hiciera algún leve tocamiento, lo que "exasperó" al procesado.

De esta forma, se inició entre todos una discusión, y el acusado se llegó a encarar personalmente con otro de los jóvenes. Seguidamente, cada grupo se fue por un sitio, si bien el procesado "persistía en el estado de excitación agresiva".

Poco después, una vez que ambos grupos se desplazaran por separado a la calle Enrique Torres, donde también habían diversos bares y lugares de ocio, se volvieron a encontrar y el procesado volvió a increpar a uno de los cuatro jóvenes. Una patrulla de Policía intervino entonces para calmar los ánimos, e indicó al grupo de jóvenes que se fueran de allí para evitar cualquier enfrentamiento.

No iban a salir vivos

Mientras esto ocurría, el procesado, que continuaba muy excitado y que merodeaba por los alrededores acompañado de varios amigos suyos —entre 10 y 20—, dijo en voz alta que iba a coger su coche y que les iba a atropellar, que no iban a salir vivos de Cullera y que les iba a matar. Añadió que a su mujer no se le pega y juraba que "lo iban a pagar".

Siguiendo los consejos policiales, el grupo de jóvenes decidió abandonar el lugar para dirigirse al hotel en el que residían, dado que todos ellos vivían habitualmente en Madrid, y se fueron a través de calles secundarias para evitar encontrarse con el imputado y sus amigos.

Pero esto no impidió que al poco rato, éstos fueran localizaron por los amigos del procesado, quienes les insultaron y les lanzaron piedras. Los jóvenes aceleraron el paso pero el procesado cogió su coche y cuando circulaba a la altura de la plza Mongrell, en el cruce con la Avenida Blasco Ibáñez, observó a los jóvenes, que cruzaban por el paso de peatones, y entonces aceleró.

Arrolló a uno de ellos, quien volteó y se subió al capó, rompiendo el cristal delantero como consecuencia del impacto. Lo arrastró así durante unos 40 metros, hasta que finalmente cayó al suelo. Otro joven, que andaba junto a éste, aunque quizá algún paso por detrás, detuvo su marcha en seco para tratar de evitar ser atropellado, aunque eso no impidió que las ruedas del coche pasaran por encima de sus pies y que su brazo izquierdo recibiese el impacto del vehículo.