En vida fue aclamado en toda Europa, los coleccionistas suspiraban por uno de sus originales y en Holanda nunca ha dejado de ser considerado como el artista más importante de la historia del país. Pero Rembrandt van Rijn (1606-1669), como sucede con todos los maestros que cambiaron el rumbo de la historia del arte, también decayó en popularidad y fue víctima de modas y caprichos estéticos posteriores.

Visto más como un inconformista que como un ejemplo a seguir, a finales del siglo XVII y durante casi todo el siglo XVIII los clasicistas interpretaban los temas como demasiado corrientes y la técnica se les antojaba demasiado libre y relajada. En el siglo XIX el romanticismo recuperó al holandés precisamente por su actitud antiacadémica y se convirtió en un símbolo de artista incomprendido, aún cuando en vida nadie había dudado de su genio.

La popularidad cambiante del arte de Rembrandt a lo largo de los años es lo que ha inspirado al Teylers Museum de la ciudad de Haarlem (Holanda) a pedir el voto popular para crear un top 25 de los trabajos sobre papel del maestro más admirados por el público actual. La pinacoteca —la más antigua del país, inaugurada en 1784— tiene una de las más completas y abundantes colecciones de dibujos y aguafuertes del autor (265 grabados diferentes y 34 dibujos) la mayoría adquiridos precisamente en aquellos siglos en que era casi un hereje.

En la exposición De 100 mooiste Rembrandts (Los 100 rembrandts más hermosos) —en cartel hasta el 19 de enero— destacan las 25 piezas que anónimos amantes del arte de todo el mundo han antepuesto a las demás. La pared de honor del recorrido exhibe una selección de las cinco obras, entre dibujos y aguafuertes, que ocupan los cinco primeros puestos.

La concha (en el quinto puesto) es una representación asombrosamente moderna de un objeto, Autorretrato apoyado en el antepecho de la ventana (en el cuarto) presenta al artista en una actitud reposada y cercana, Los tres árboles ejemplifica la increíble capacidad del autor para reproducir los matices de la luz, Autorretrato con los ojos abiertos muestra a un perplejo Rembrandt como capturado en una instantánea. El número uno de la lista es El regreso del hijo pródigo, un aguafuerte de alta carga emocional, de figuras exquisitamente definidas con pocos trazos.

En la selección de los cinco trabajos más adorados, los organizadores destacan que los favoritos de los espectadores actuales son muy diferentes a los de los expertos de los siglos XVIII y XIX, que sólo hubieran escogido uno: Autorretrato apoyado en el antepecho de la ventana. Las más apreciadas eran entonces las escenas completas, como La estampa de los cien florines o Retrato de Jan Six. Hoy, sólo La estampa de los cien florines se cuela en el top 25.

Lo que deja translucir el genio de Rembrandt en sus dibujos es la increíble reproducción de la luz, la elección de ilustrar el momento más emotivo de una historia y el don de sugerir siempre más de lo que en principio se muestra, lo que provoca que muchas de estas obras parezcan inacabadas.

Con los resultados de la votación los organizadores sacan valiosas conclusiones que revelan "mucho de nosotros mismos" como espectadores. Por ejemplo, en la elección de La concha apuntan a la influencia revolucionaria que ha tenido en nuestros gustos el impresionismo: "La representación de objetos cotidianos en un estilo poco preciso se aprecia mucho más en el presente".

El paisaje denota el interés actual por la visión natural detallada y a gran escala, los autorretratos (muy diferentes entre sí) reflejan el interés humano por el autor tras la obra. "Es más, parece que Rembrandt es capaz de llegar a la sensibilidad del espectador contemporáneo de muchas maneras diferentes, de hablarnos a todos".