Según datos del Ministerio de Fomento, las viviendas unifamiliares han seguido la tendencia inversa. El adosado o chalé ha pasado de 155 metros cuadrados a 159, y cada vez se construyen más. De hecho, hace cinco años representaban el 25% de las viviendas nuevas, y ahora el 28%.

Ante este panorama, muchos jóvenes valencianos optan por adquirir su primera vivienda en pueblos cercanos a las grandes ciudades. Allí, la diferencia de precio con la capital los anima a salir de las grandes urbes. En Valencia se han puesto de moda localidades como Torrent, Catarroja o Benetússer, por su masiva oferta de VPO.

Otra opción que está cobrando fuerza ante la carestía de las viviendas nuevas es la de reformar los inmuebles antiguos. Sin ir más lejos, durante el año pasado, se remodelaron 2.558 viviendas en las tres provincias de la Comunitat, frente a las 1.757 de hace un lustro, siempre según datos oficiales.

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Ciudad o pueblo, el precio manda

Víctor Navarro. 30 años, prefiere ciudad

«No me iría a las afueras»

Siempre ha vivido en el centro de Valencia y quería quedarse. El año pasado compró un piso para reformar junto a las torres de Quart. «No habría podido sin mis padres», explica. «Estoy cerca del trabajo y voy andando a los sitios». En mayo le dan una ayuda pública.

Susana Eslava. 27 años, vive en pueblo

«No quería reformas»

Por lo que cuesta un piso antiguo en la capital se ha comprado uno de seis años en Catarroja, con ascensor y garaje. «Lo quería en buenas condiciones, aunque necesito el coche para todo», dice. Asegura que no tener pareja se lo pone difícil.