Ingrid Visser no estaba embarazada cuando murió asesinada en Murcia, según las pruebas complementarias

Ingrid Visser, la ex jugadora holandesa del Club Voleibol Murcia (CAV), no estaba embarazada cuando murió presuntamente asesinada junto a su pareja, Lodewijk Severein, en una casa alquilada en Molina de Segura, según ha revelado el estudio microscópico.
Ingrid y Lodewijk
Ingrid y Lodewijk
RONALD HOOGENDOORN
Ingrid y Lodewijk

Ingrid Visser, la ex jugadora holandesa del Club Voleibol Murcia (CAV), no estaba embarazada cuando murió presuntamente asesinada junto a su pareja, Lodewijk Severein, en una casa alquilada en Molina de Segura, según ha revelado el estudio microscópico.

Estas pruebas complementarias se realizaron en el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid y, junto con la autopsia de los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Murcia (IML), han determinado que no estaba embarazada.

El estudio microscópico determina que no hay existencia de restos fetales en el cuerpo de Ingrid, según han confirmado a Europa Press fuentes del IML.

Los hechos se remontan al 13 de mayo, cuando la pareja desembarcó en el aeropuerto de El Altet (Alicante) con la intención de pasar tres días en Murcia. Solo un día después, el martes 14 de mayo, ambos tenían una cita médica en una clínica de la capital murciana.

Visser, con 1,90 metros de altura, delgada, rubia y con ojos azul claro, era muy conocida en su país porque había sido una jugadora profesional de voleibol y había representado a Holanda en más de 500 ocasiones en campeonatos, al tiempo que había sido integrante de varios equipos españoles. De hecho, de 2009 a 2011 formó parte del equipo CAV Murcia 2005.

Durante el tiempo que formó parte de la plantilla del CAV Murcia 2005 residió en Murcia con su pareja Lodewijk hasta que, en 2011, ella decidió poner punto y final a su carrera profesional. Después decidieron regresar a Holanda, pero en los últimos dos años han vuelto en varias ocasiones a Murcia para pasar unos días, porque les gustaba la Región y le tienen "cariño".

El 13 de mayo comenzó su última visita. La pareja alquiló un coche en el aeropuerto, un Fiat Panda de color negro con matrícula 9254 GTC, con el que se desplazó hasta Murcia, donde se hospedaron en el hotel Churra-Vistalegre. Ese mismo lunes fue el último día en el que se les vio con vida: tras registrarse en la recepción del hotel, volvieron a coger el coche por la tarde y desaparecieron.

La familia fue la que dio la voz de alarma al advertir, angustiada, que la pareja no había regresado a Holanda el 15 de mayo, como estaba previsto. La pareja tampoco acudió a la cita médica que tenía prevista, tal y como confirmó la clínica, lo que activó un dispositivo de búsqueda por parte de la Policía Nacional. El 22 de mayo apareció el coche alquilado por la pareja, aparcado con normalidad en la avenida Juan Carlos I de Murcia, y sin signos de haber sido forzado.

La familia informó entonces que el vehículo había sido captado por las cámaras de vigilancia situadas en los alrededores del lugar en el que abandonaron el vehículo, y estas grabaciones estarían siendo analizadas por la Policía Nacional.

Semanas después aparecieron los cuerpos de la pareja enterrados y presuntamente descuartizados en una finca de Alquerías (Murcia), procediendo la Policía Nacional a la detención de Juan Cuenca y dos individuos, de nacionalidad rumana, por su presunta implicación en el doble crimen.

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