El catedrático y concertista de guitarra Juan Francisco Ortiz volverá a subirse este domingo al escenario en Santisteban del Puerto (Jaén) "como cada verano desde hace casi 40", pero lo hará con "un sentimiento especial" tras la reciente muerte de su padre, Francisco Ortiz, natural de este municipio y testimonio hasta casi su desaparición del "horror" del campo de concentración nazi de Mauthausen, al que sobrevivió.

"Queremos aprovechar esta cita para rendir homenaje y expresar nuestro pésame", ha afirmado en declaraciones a Europa Press el alcalde de la localidad, Juan Diego Requena, quien ha precisado que la actuación comenzará a las 20,00 horas en la Casa de la Cultura.

Juan Francisco Ortiz ya tiene preparada la programación, aunque admite un plus de "emoción", por esa ausencia y por otro reciente cambio en su vida: la jubilación. "Llegó a verme jubilado", ha comentado pensando en su padre, fallecido el pasado 4 de julio en su casa de Perpignan, cuatro días después de que él finalizara su labor en el Conservatorio de esta misma ciudad francesa. Tenía unos 97 años, ya que aunque la "fecha oficial" sitúa su nacimiento en noviembre 1919, trámites posteriores en la familia apuntan que "nació tres años antes".

Francisco Ortiz "se fue apagando como una velita" desde que hace tres años tuviera que ser sometido a una intervención quirúrgica que le impidió volver a asistir a los actos que cada mayo se celebran para conmemorar la liberación del campo de concentración de Mauthausen, ocurrida el 5 de mayo de 1945, en cuya preparación clandestina y "desde dentro" participó.

Hasta entonces apenas había faltado a esa cita para defender la libertad y reivindicar la memoria de quienes sufrieron ese infierno. La última vez que asistió, hace cuatro años, fue "muy emotiva", según ha recordado su hijo, que junto a otros miembros de la familia, lo acompañó. "Le contaba a su bisnieto esa experiencia, cómo pudo colaborar en la liberación del campo desde dentro, que había sido una de las personas que abrieron la puerta, que asaltó la armería...", ha manifestado.

En el campo austríaco estuvo "más de tres años". Llegó tras dejar su pueblo a los 16 años para luchar en la Guerra Civil Española en el bando republicano y exiliarse a Francia, donde, como otros miles de republicanos, fue trasladado a un campo de internamiento. Después ingresó en el ejército francés y fue movilizado al norte del país ante la invasión de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Tras ser capturado y pasar por otros campos, fue deportado finalmente a Mauthausen.

CARTAS

Tras la liberación y sin poder regresar a España, se estableció en París, donde ejerció como carpintero, conoció a su mujer y tuvo a su hijo. "Mi abuelo murió sin saber que su hijo estaba vivo. Mi tía lo supo tras nueve años. Las cartas que mi padre enviaba se las devolvían recortadas", ha detallado Juan Francisco Ortiz. Él pudo viajar a Santisteban del Puerto tres años antes que su progenitor, que tuvo que esperar a disponer del pasaporte francés.

"Vine en 1961. Mi primer contacto con el pueblo fue una revelación, conocí a mi mujer y compré una guitarra. 53 años después sigo tocando", ha agregado sobre una "pasión" en la que su padre le influyó con su gusto por el flamenco y que mantiene totalmente viva. De hecho, su jubilación en el Conservatorio de Perpignan no ha hecho más que aumentar el número de conciertos que le han llevado "a recorrer el mundo".

El próximo, en lo que ya es "casi una tradición", será este domingo en Santisteban del Puerto, aunque en esta ocasión le "asusta un poco". Ha querido adelantar algo que prevé comentar sobre el escenario en el que también se recordará a su padre: "Está bien el reconocimiento, pero él nunca lo había visto así, nunca se había puesto por delante, sino que lo recibía para y por sus camaradas que lucharon por la democracia y la libertad", ha resaltado no sin insistir en que, junto a esa mirada atrás, "hoy hay gente que está viviendo lo mismo y eso no se puede olvidar".