El Ministerio Fiscal ha pedido diez años de cárcel a D.S.O., por un delito de maltrato habitual, uno de agresión sexual con penetración y dos de lesiones leves en el ámbito doméstico.

Según los hechos a los que ha tenido acceso Europa Press, y que está previsto se juzguen en la Audiencia Provincial el 9 y 10 de septiembre, el acusado maltrataba a su expareja desde que ésta iba a un instituto en Bilbao, en el año 2007. Una vez que fue a visitarla la encontró pintada y la golpeó, explicando que el hecho se produjo por el estrés de estar separados, ya que él vivía en Cenicero.

Cuando ella cumplió los 18 años le convenció para que fueran a vivir junto al pueblo, si bien solo pudieron convivir ocho meses junto, al no poder pagarlo. Desde ese tiempo, él vivía con sus padres, y ella con su abuela.

Durante esos meses, el acusado la insultaba y descalificaba diciéndole que "no valía para nada". También la amenaza con matarla, y también a su familia, así como maltrataba al gato de su expareja, diciendo que "le quería más (al felino) que a él".

Además, le hizo dejar un trabajo de camarera porque "no era digno de ella" e incluso la maltrataba físicamente con patadas, puñetazos y collejas.

Los maltratos llegaron por cuestiones tales como que un chico le mirase en la piscina o que no estuviera en casa cuando el acusado le llamaba.

AGRESIÓN

Ya el 15 de agosto de 2010, la pareja estuvo en el merendero de los padres de él. Cuando se fueron, ella le reprochó que tenía páginas de pornografía en su ordenador, a lo que él le respondió con una bofetada y un puñetazo.

Después se desnudó en otra habitación, y aunque ella se negó, la agredió sexualmente.

Fruto de estas actuaciones sufrió lesiones físicas y psíquicas, padeciendo en la actualidad un síndrome de estrés postraumático.

Para el fiscal, estos hechos constituyen un delito de agresión sexual con penetración, por el que pide siete años de cárcel, veinte meses por un delito de maltrato habitual, y dieciséis meses de prisión por dos delitos de lesiones leves en el ámbito doméstico.

Además, el Ministerio Fiscal impone alejamiento de 200 metros durante 19 años. También por daños morales le pide 10.000 euros.