La consellera de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente y secretaria general del PP de la provincia de Castellón, Isabel Bonig, advierte de que "dar cobertura" a manifestaciones como los escraches, "a que alguien por pertenecer a un grupo o representar una ideología determinada puede ser atacado o coaccionado para cambiar el sentido de su voto o su actuación, al final nos cargamos el estado de derecho, la seguridad jurídica y vamos hacia una autentica republica bananera, hacia el descontrol total, hacia procesos revolucionarios".

Así lo ha indicado durante su conferencia sobre liderazgo político en el Campus de Estudios Estratégicos 2013, en la que se ha referido a la "aparición de propuestas radicales que encuentran un respaldo muy efímero, pero que es peligroso".

Bonig ha indicado que ha "sufrido dos escraches" en su casa "por el tema de la vivienda", con participación de "concejales del partido socialista y de Izquierda Unida, siempre son los mismos", apostilla, a lo que ha agregado que le "sorprende" que miembros del poder judicial, que "ha de velar por el cumplimiento de la legalidad" y el respeto de los derechos, "puedan justificar estas manifestaciones".

"No es que ataque a los jueces", ha matizado Bonig, quien mantiene que "habría que decirles que lo mismo se podría incitar desde las instituciones públicas o los partidos a que cualquier ciudadano que no esté de acuerdo con una sentencia, de forma pacífica, pueda manifestarse ante las sedes judiciales o la casa de los magistrados".

En su opinión, "la crisis actual económica brutal exige nuevos instrumentos y nuevos modelos de acción", en un contexto en el que "el bipartidismo, en el caso de España pero también en el caso de Europa, va decreciendo y generando más desconfianza en favor de otros movimientos que no se sabe muy bien qué representan y que no tienen muy claro el camino a seguir, y eso es peligroso", recalca.

"grandes causas nunca se han forjado sobre un gran consenso"

Bonig señala que "las reglas del juego han cambiado totalmente y la sociedad española actual no tiene nada que ver con la de la Transición española", punto en el que señala que siempre ha "alabado la Transición española". Argumenta que "le debemos mucho a tanta gente que supo dar y ceder para llegar a un consenso que ha permitido que este país haya vivido la época de crecimiento económico, cultural y social más importante" pero agrega que, "como decía Margaret Thatcher, no debemos idolatrar excesivamente los grandes consensos".

"Las grandes causas nunca se han forjado sobre un gran consenso", recalca la consellera, para después añadir: "Yo no veo a Winston Churchill en la Segunda Guerra Mundial discutiendo con Hitler a ver qué cedía y qué no".

"la libertad se defiende incluso con la fuerza"

Bonig ha subrayado que "la libertad se defiende" y que, "para defenderla, hay que poner toda la carne en el asador y hay que, si es necesario, incluso utilizar los medios coercitivos o la fuerza".

A su juicio, "a veces ese cambio obliga a que pongamos en cuestión todo lo que anteriormente había sido un éxito o había servido como receta, sin desdeñarlo ni eliminarlo".

En esa "nueva situación" con "nuevas reglas del juego", considera que "antes se adapte a esos cambios y sea capaz de resolver esos problemas y atajar esa situación, antes podrá conectar con la sociedad". "Nuevos problemas, nuevas soluciones", ha sentenciado.

En su ponencia, ha defendido que un líder político debe "ser genuino, auténtico y capaz de afrontar situaciones reales complicadas para adaptarse a ellas" y "dar solución a las demandas sociales".

Reconocer errores,

Transparencia y cooperación

A su juicio, es necesario un liderazgo "capaz de reconocer errores, que se enfrenta a la realidad y trata de superar los problemas con transparencia e información a los ciudadanos" y, a nivel mundial, un "liderato eficaz" que "enderece la maltrecha economía", "devuelva la confianza a Occidente" y "afronte los desafíos globales, como el fracaso de las reformas estructurales o el progresivo envejecimiento de las sociedades avanzadas del planeta".

En su opinión, esos nuevos problemas requieren "soluciones globales" y pueden conducir a un modelo de liderazgo "cooperativo" que "refuerce la acción coordinada de los gobiernos ante la globalización" y sea capaz de "motivar al conjunto de la sociedad para que nadie se sienta excluido, los distintos sectores se sientan parte de la misma y se identifiquen con los objetivos formulados".