Expertos catalanes logran reconstruir parte de una tumba egipcia tras 20 años de trabajo

  • Una vez resuelto el rompecabezas, la capilla de Iny puede contemplarse ya en el Museu Egipci de Barcelona.
  • Para conseguir todas las piezas, el empresario y egiptólogo Jordi Clos ha buscado en museos y galerías de arte de medio mundo.
  • Iny, que estuvo al servicio de al menos tres faraones, fue un personaje importante en el Egipto de hace 4.300 años.
La tumba de Iny que ha sido reconstruida en el Museo Egipci de Barcelona tras 20 años de trabajo.
La tumba de Iny que ha sido reconstruida en el Museo Egipci de Barcelona tras 20 años de trabajo.
Museo Egipci de Barcelona.
La tumba de Iny que ha sido reconstruida en el Museo Egipci de Barcelona tras 20 años de trabajo.

Si Indiana Jones voló de Estados Unidos a Nepal y de ahí hasta El Cairo para seguirle la pista al Arca de la Alianza, el responsable del Museu Egipci de Barcelona, Jordi Clos, se ha pateado casas de subastas de medio mundo para recuperar una pieza arqueológica que estaba hecha pedazos y había acabado convertida en una especie de puzzle de más de 4.000 años de antigüedad. En el caso de Clos, el objeto de sus desvelos era una de las capillas que integraban la tumba de Iny, un personaje que estuvo al servicio de varios faraones y del que no se sabía nada hasta hace un par de décadas. Ahora, tras veinte años de trabajo intenso, Clos y su equipo han conseguido tanto rescatar del olvido la historia de Iny como  reunir y montar todas las piezas de rompecabezas: la capilla ya puede admirarse en el Museo Egipci de Barcelona-Fundació Arqueològica Clos.

La aventura de la reconstrucción de esta capilla comenzó en 1991, cuando Jordi Clos compró en una subasta de Sotheby's, en Londres, una falsa puerta de una tumba egipcia. Esta pieza, que adquirió para que fuera expuesta en un hotel, contenía alguna información sobre Iny, un personaje del que entonces no se sabía absolutamente nada. Y ahí se habría quedado todo si no fuera porque, pocos años después, Clos se enteró por casualidad de la existencia, en un anticuario de París, de tres fragmentos de la misma tumba en cuyos textos jeroglíficos se hablaba del mismo personaje. "Eso es algo excepcional, un milagro", explica Clos. Entonces empezó la búsqueda.

La labor del museo reuniendo las piezas de la tumba de Iny despertó inmediatamente el interés de otros expertos del mundo de la egiptología y, gracias ello, se llegó a conocer la existencia de fragmentos de la tumba en otras instituciones, como los bloques conservados en las colecciones del varios museos de Japón (el Middle Eastern Culture Center in Japan y el Anciet Egyptian Museum, que custodian las piezas originales y han aportado la información necesaria para que éstas hayan podido ser fielmente reproducidas en Barcelona) o en la necrópolis de Saqqara, así como en varias casas de subastas, como Christie's, en Nueva York, o Sotheby's, en Londres. Ahí se hizo Clos con la pieza que más le ha costado conseguir de todas, la penúltima: "Un fragmento  que por sí solo era de tal belleza que muchos coleccionistas aspiraban a conseguirlo, aunque no tuvieran el menor interés en la tumba de Iny".  Por fin, en una subasta de 2011, el Museu Egipci de Barcelona consiguió hacerse con una última pieza del rompecabezas, que ha permitido reconstruir la capilla de culto de la tumba original. Para ello han sido necesarios más de 20 añosy el esfuerzo y la implicación de una veintena de personas.

Hombre de confianza de tres faraones

La capilla que puede verse en el Museo Egipci es una de las cuatro que integran la tumba de Iny, que originariamente estaba situada probablemente en la necrópolis de Saqqara o en algún cementerio provincial ubicado en el Egipto Medio. Los grabados que aparecen en las piezas recuperadas revelan que, hace 4.300 años, Iny fue hombre de confianza de tres faraones diferentes (Pepi I, Merenre I y Pepi II). Dirigió varias expediciones comerciales para conseguir plata, lapislápuci, plomo y otros materiales y ostentó cargos religioso como el de "Sacerdote Lector" y administrativos como el de "Supervisor de los productos en el complejo funerario de Pepi I". Además,  entre los títulos que consiguió en vida están el de "Portador del Sello del Dios en las Dos Grandes Barcas" (título equivalente a jefe de expedición), "Conductor de los exploradores" y "Amigo único" (del rey). Ahora, un trocito de él ha vuelto a la vida en este museo catalán.

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