Los asturianos han considerado que leer y experimentar son las herramientas con las que mejor se educa a los niños, rechazando así las de aprendizaje de normas y memorización, según el estudio "KH-7 Niños y Experimentación".

El 30 por ciento de las familias han escogido la lectura como la mejor forma de aprender, seguida muy de cerca por la experimentación, con un 27 por ciento. Así lo ha confirmado una investigación pionera en Europa llevada a cabo por un equipo de sociólogos y educadores tras un trabajo de análisis impulsado por la empresa KH Lloreda sobre una muestra superior a las 1.600 encuestas.

En este sentido, los asturianos son los españoles que más creen en la lectura, muy por encima de comunidades como Madrid, Cataluña, Baleares o Castilla-La Mancha. En cuanto a otras prácticas, en Asturias se da menos valor al aprendizaje de normas (sólo un 8 por ciento las escoge) y a la memorización (3 por ciento).

El estudio también ha reflejado que los asturianos tienen un término medio de permisividad frente a experimentación, alcanzando un índice del 6,1 por ciento, muy cerca de los madrileños que son los más permisivos de toda España (con un 6,4 por ciento). Los asturianos son los que menos se preocupan por las manchas, lo que beneficia a que dejen a sus hijos experimentar libremente.

Ensuciarse tiene valor educativo

Según el educador Fernando Alberca, esta actitud es la correcta "ya que ensuciarse tiene un gran valor educativo, como también lo tiene limpiar las manchas porque libera a los niños de la culpa de ensuciar y porque aprenden a cuidar las cosas. Ambos aprendizajes son necesarios y compatibles", ha explicado el profesional de este campo.

La herencia deja huella pues el 74 por ciento de los padres encuestados creen que son igual o más controladores que lo fueron sus progenitores con ellos.

En cuanto a la actitud hacia la experimentación, no es igual el comportamiento de mujeres y hombres. Las primeras dejan experimentar más a los hijos que los segundos, un 6,4 contra un 5,9 (en un baremo máximo de 10).

Por último, el 60 por ciento de los padres cree que la creatividad es más innata que aprendida y por lo tanto no la fomentan. En opinión de los profesionales, la componente innata de la creatividad es un mito ya que ésta se desarrolla sólo si se potencia.