El G-8, el grupo de los siete países más ricos y Rusia, anunció que dedicará 1.500 millones de dólares de ayuda humanitaria a Siria. Los líderes de Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Rusia, Alemania, Francia, Canadá e Italia concluyeron su cumbre anual de dos días en Lough Erne, en Irlanda del Norte, marcada por el conflicto en Siria, que ha causado más de 90.000 muertos en tres años.

En rueda de prensa, el primer ministro británico y anfitrión de la cumbre, David Cameron, informó de que se ha decidido comprometer una ayuda de 1.500 millones de dólares "en dinero nuevo" a Siria para atajar el "terrible" problema humanitario.

Los primeros ministros y presidentes de los países más industrializados del mundo y Rusia suscribieron un comunicado de 96 puntos en el que expresan la necesidad de dar una rápida respuesta al problema humanitario en Siria, sin citar expresamente a su actual presidente, Bachar al Asad, al parecer por la oposición de Rusia. "Apoyamos con firmeza la propuesta de una conferencia que lleve a una solución política al terrible conflicto en Siria", según lo acordado en 2012 en Ginebra, y "condenamos en los términos más enérgicos cualquier uso de armas químicas y todas las violaciones de derechos humanos en Siria", señala el comunicado final de la cumbre. Los líderes del G8 se mostraron dispuestos además a "liderar el apoyo internacional para una transición democrática".

Cameron reconoció que los debates sobre Siria fueron "los más complejos" a los que se enfrentaron los líderes durante sus dos días de reuniones y que persisten las divergencias, en referencia a Rusia, pero que todos apoyan una solución pacífica al conflicto a través de una "transición democrática".

Otro de los compromisos tras la cumbre es la lucha contra el terrorismo y la inestabilidad especialmente en el Norte de África y Oriente Medio. "Hemos identificado las áreas prioritarias para responder a la creciente amenaza que representan los terroristas que operan en el arco de inestabilidad que va desde Mauritania a Somalia", señaló Cameron en la conferencia de prensa final de la cumbre.

Aseguró que centrarán "sus esfuerzos políticos y apoyo práctico en ayudar a los gobiernos a encontrar y desmantelar las redes terroristas y a establecer Gobiernos eficaces y responsables".

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, reiteró la necesidad de acabar con "el baño de sangre" en Siria para poder entablar un proceso de paz y reconciliación entre todas la partes enfrentadas. Putin efectuó esas declaraciones al término de la cumbre.

Según el dirigente ruso, "todos los grupos étnicos y religiosos" de Siria deben tener su sitio en un futuro de paz, con lo que dejó entrever su oposición a la desaparición total del régimen de Bachar Al Asad, tal y como desea Occidente. Aunque reconoció que mantiene divergencias con Estados Unidos y la Unión Europea, Putin insistió en la necesidad de "encontrar puntos en común" para acabar con el conflicto.