A punto de cumplirse un año de la entrada en vigor de la ley antitabaco, los madrileños sólo pueden tomar una copa o comer en un ambiente sin humos en el 17% de los establecimientos, según una encuesta de la Cámara de Comercio realizada a 800 hosteleros.

En el 44% de los 45.000 bares y restaurantes de la región se puede fumar libremente, mientras que el 31% ha creado espacios para fumadores y para no fumadores (un 22% sin acometer reforma alguna y un 9%, tras hacer obras).

El 7% de los encuestados dice que no ha tomado ninguna decisión concreta tras la ley, lo que en la práctica supone que también dejan fumar.

Estos datos reflejan el descontento de los empresarios con la ley estatal.

De hecho, el 77% cree que perjudica a sus negocios.

Menos en restaurantes

En el caso concreto de los restaurantes, el índice de espacios libres de humo es aún menor: sólo el 11% de los restaurantes no deja fumar, frente al 31% que sí.

Pese a que la mayoría no ha vetado el cigarrillo, algunos locales, como los vegetarianos o de dieta mediterránea, son menos tolerantes porque están "asociados a la vida sana", explica Elisabeth, encargada del restaurante Vitamina, en la Gran Vía.

Prefieren el decreto regional

El decreto de la Comunidad aprobado el 2 de noviembre, más permisivo que la ley estatal (deja fumar en las cafeterías de los centros de trabajo, en reservados de restaurantes durante celebraciones privadas y en actos institucionales), "está más ajustado a la realidad social y es más justo", según el 70% de los hosteleros consultados.

Los locales pequeños, aquellos con menos de 25 metros cuadrados, y los restaurantes son los más favorables a este decreto (lo respaldan el 91% y 82%, respectivamente).

Tres opciones posibles

En este local se ha mantenido la clientela gracias a que está permitido fumar: Es la hora del aperitivo y en La Suiza (calle Cruz) todos los clientes tienen un cigarrillo en las manos.

Algo "común", para Carmen, encargada del local y fumadora: "El 90% de la gente sigue asociando el café con el cigarro", asegura, mientras enciende un pitillo.

"Nosotros no hemos perdido clientes", de hecho, afirma que el público no fumador "se aguanta".

Carmen sabe que nunca llueve a gusto de todos y que aunque "algunos se han dado media vuelta, la mayoría de la gente, al final, se queda en el bar".

En este hotel se optó por no dejar fumar para innovar y atraer a un público joven: "Espacio sin humo", reza el cartel del restaurante High Tech de la calle Hortaleza, que optó por prohibir el tabaco "para innovar y distinguirse", recuerda José Manuel Castillo, su director.

"La clientela se está regenerando", asegura Castillo, que explica que los inicios no fueron fáciles: "Llegamos a perder hasta un 40% de la clientela, aunque ya hemos logrado recuperar el 20%".

Su objetivo es captar "a un cliente distinto, joven o con niños pequeños, que no quieren humos mientras comen".

Es tan grande que por ley tiene que tener una zona para no fumadores: Julián Calle, encargado de este mega restaurante de Gran Vía, recuerda como "el uno de enero vinieron los municipales a ver si habíamos hecho la reforma".

Ésta consiste en unas mamparas transparentes que delimitan la zona para fumadores, a la que sólo pueden entrar mayores de 16 años.

"A veces somos más responsables que los padres", bromea Julián, que alguna vez no ha dejado entrar a familias con niños a esta área.

A su juicio, esta ley "se ha hecho muy rápido y no ha habido un periodo de adaptación".