La familia Zapata se vuelve a unir en Sevilla 43 años después

  • Este neoyorquino jubilado encuentra a su familia, gracias a 20minutos.
  • Lola, su única prima hermana, vive en Sevilla. Son 70 en la familia.
  • Miguel, padre de Harry, se encontró con su madre tras 56 años.
Harry y su prima Lola se encuentran en el aeropuerto de Sevilla.
Harry y su prima Lola se encuentran en el aeropuerto de Sevilla.
PACO PUENTES
Harry y su prima Lola se encuentran en el aeropuerto de Sevilla.

Sueño cumplido. 43 años después, la historia del reencuentro de la familia Zapata se repite. Lola López Zapata, la matriarca de una saga de 70 miembros, está en el aeropuerto de Sevilla. Es jueves. No ha pegado ojo en varios días. Está tan emocionada como nerviosa. Se ha tomado doble tila, pero irradia ilusión. "¡Qué pena que no estén mis cuatro hermanas (ya fallecidas). Estoy viendo a mi abuela y a mi madre. Hemos soñado juntas con este momento. Tengo la misma ilusión que cuando vino mi tío Miguel. Yo tenía entonces 28 años. Lo recuerdo perfectamente. Fue una fiesta maravillosa", dice sonriendo.

La única prima que tiene

A sus 78 años, esta mujer, que se declara "sevillana, española y macarena", está a punto de recibir a uno de los tres hijos de su tío Miguel (ingeniero naval), que se fue con 11 años al extranjero a hacer fortuna y que su familia siempre buscó sin éxito.

Como la ocasión lo merece, Lola porta una pancarta que lo dice todo: "Welcome cousin Harry. Here you have your's Zapata Family from Seville (Bienvenido primo Harry. Aquí tienes a tu familia Zapata de Sevilla". Ella es la única prima hermana que le queda a la rama americana de esta familia.

"Guauuuuuuuu", dice el protagonista. Es Harry Zapata Gualda, de 66 años, que nada más aterrizar busca a Lola y le entrega un ramo de rosas. Como un caballero, con la mano en el pecho, le confiesa lo que tanto ha soñado: "Mi padre le prometió a su madre, tu abuela Araceli, que traería a su familia a España. Solo vengo a cumplir lo que dijo". Ella le sonríe, le toca la cara, le aprieta las manos y le responde:"Solo has seguido su estela". Se funden en un largo y fuerte abrazo, tanto, que a ella luego le duele una costilla.

Harry saluda a los hijos de Lola, a sus nueras, yernos y nietas que van ido a recibirlo. "Thank you, Thank you (gracias). ¿Cómo estáis? Yo, very happy. Mi hija Michael (26 años) llega mañana. Esto es increíble. Estoy feliz ¿Cuántas veces en la vida pasa esto?", se pregunta.

"Soy sencillo. Lo más importante es la familia"

Este neoyorquino jubilado estuvo en Sevilla hace tan solo 35 días y contó su historia a la redacción de 20 minutos Andalucía: "Me gustaría saber si tengo familia en España. Es mi único sueño". Tras encajar algunas piezas del puzzle de su vida, regresó a su país con su mujer Margarita.

Días después, los Zapata López, de Sevilla, leyeron la noticia en 20 minutos y contactaron con los Zapata Gualda en EE UU (Harry tiene dos hermanos, 6 hijos y una nieta). Tras varios correos y conexión por Skype, saben que hoy lo que les sucede es verdad.

"Soy sencillo. Lo más importante es la familia", dice el primo americano. Lola le contesta en su mismo lenguaje: "Mi casa es tu casa. Somos muchos. Una familia maravillosa. Hemos venido una ‘mijita’. Haremos una gran comida". Harry, al que los suyos ya han bautizado como el "primo Quique" lo tiene claro: "haremos una gran barbacoa. Yo invito".

Lola lo contempla sin separarse de su bolso. Harry aún no sabe que ella ha traído una caja con tres secretos: una fotografía color sepia de su madre Dolores y el escapulario que Araceli, la abuela de Harry, llevaba el 6 de febrero de 1970, cuando su padre, Miguel y ella, se reencontraron en la estación de tren de Sevilla. Y, como no, una flor naranja, la misma que el padre de Harry llevaba prendida en el sombrero para que lo suyos los reconocieran. ¡Pura magia!

"Es amor lejano, pero arraigado"

Después de los suyos, para Lola Zapata conocer a Harry ha sido "lo más", ya que siempre ha contado en su familia que tenía parientes en América. «Han estado presentes en mi corazón. Es un amor lejano, pero arraigado. Un cariño grande, demostrado pese a la distancia. Me crié con mi abuela y mi madre y siempre se hablaba del tío Miguel».

El padre de Harry nació en Linares. Tenía un hermano y una hermana, Dolores, la madre de Lola. A los 72 años, y tras venir hasta cinco veces a España para localizarla, sin écito, Miguel se reencontró con su madre, de 96. «Mi abuela no se quería morir sin ver a su hijo. Se acostaba con una foto suya bajo de almohada. Recuerdo que le dejé una medalla del Gran Poder que siempre llevaba en el cuello. Y le decía: ¡Este va a ser el que te traiga a tu hijo! Y así fue», comenta Lola.

En aquel encuentro, Miguel le pidió a su madre "que viviera hasta los 100 años. Que volvería con su familia de EE UU". Araceli falleció a los dos meses. Miguel, con 78 años, en su apartamento de Estepona (Málaga) recién comprado. Harry, que tenía entonces 28 años, viajó desde EE UU con su madre y sus otros dos hermanos al entierro. "Claro que me acuerdo de ellos", dice Lola que hoy ha podido abrazar a uno de los hijos de su tío Miguel.

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