El año pasado, la huevada se convirtió en una batalla campal en la que jóvenes ya entrados en la veintena, ajenos a los centros, alentaron el enfrentamiento. Los disturbios se saldaron con tres detenidos y un alumno herido grave.

Para evitar que se repita, los chavales de 3º y 4º de la ESO y los de 1º y 2º de bachillerato del Ramiro se irán el viernes de excursión a Cuenca, según informaron ayer a 20 minutos los propios alumnos.

El resto de los escolares tampoco podrá salir del centro entre las 09.00 y las 14.00 h «ni para ir al médico». Este periódico intentó ayer, sin éxito, contactar con la dirección del centro.

Poco ‘botellón’ en Mayor

En la mayoría de los institutos de la capital, la tradición es celebrar las vacaciones navideñas no con una huevada, como el Ramiro de Maeztu, sino haciendo un macrobotellón en la Plaza Mayor.

Sin embargo, el férreo control policial de los últimos años en esa zona (que incluye cámaras de vigilancia y registro de bolsas y mochilas en todas las entradas a la plaza), ha hecho mella.

Esta fiesta está dando paso a botellones más pequeños en parques de barrios periféricos, menos controlados que el centro, o «a comidas y cañas con compañeros», según explicaron ayer a 20 minutos estudiantes de varios institutos.

Dos formas de celebrar el fin de curso

Un botellón es la forma escogida por este grupo de amigos, cuya edad ronda los 15 años, para celebrar el fin de curso. Guillermo, en el centro, explicó que irán al Parque del Oeste el jueves y el viernes. «Nos gastamos dos euros cada uno y también nos da para porros».

Estos cinco chicos de FP irán el jueves «por la zona de Argüelles e igual, si nos atrevemos, nos acercamos a la Plaza Mayor. Eso sí, al Dos de Mayo, ni en broma; estará muy vigilado», dice Alberto (de pie, el tercero). «Haremos botellón o saldremos de cañas».

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