Emergentes: el 'chef ' Pep Torres

Torres se considera un creativo transversal interesado en el invento, el arte y la música.
Torres se considera un creativo transversal interesado en el invento, el arte y la música.
G. BARBERÁ
Torres se considera un creativo transversal interesado en el invento, el arte y la música.

La gente le pide que se centre en algo en concreto, pero no puede. Dice que todo lo que hace es lo mismo: creatividad. Al final, si se le insiste, Torres, nacido en Barcelona en 1965, año de la invención de la cámara de vídeo portátil, se describe como un creativo transversal cuyo interés por el invento, por el arte en un sentido amplio y por la música (sí, también es músico), definen un perfil que él mismo adjetiva como 'renacentista'. No le basta con que el invento funcione, según explica, "además de funcionar, debe crear una historia".

Su penúltima travesura ha sido colaborar con Paco Roncero, un cocinero tan inquieto como él, pero que sus comienzos tuvieron lugar hace ya 20 años. Dos décadas que incluyen su dedicación al 'invento' propiamente dicho (uno de ellos reconocido como uno de los mejores de 2009), la creación de 'ruido mediático', que lo llevó al New York Times y a la emprendeduría, que en 1998 se plasmó en la creación y dirección de la Feria Internacional de Ideas e Inventos de Vilanova i la Geltrú. Ello sin descuidar su faceta de comunicador, que ha propiciado su presencia en universidades, empresas e instituciones. "Todo es lo mismo: creatividad", recuerda.

La experiencia con el jefe de cocina del Casino de Madrid y celebrado cocinero, que últimamente lo ha llevado a tener presencia en varios informativos de televisión, ha sido descrita como "un acto gastro-sensorial donde la música, la luz y el movimiento interactúan con los platos del chef para ofrecer al comensal un viaje introspectivo".

El asunto empezó cuando Roncero puso a su disposición su espacio de alta tecnología y un menú de 20 platos: "Se trataba de que interpretara la comida disponiendo de su espacio como si fuera un lienzo en blanco; y lo llevé al extremo". Tras siete meses de trabajo, ocho comensales-espectadores experimentaron el resultado. El día elegido, Roncero citó a los elegidos en el bar de al lado y allí recibieron una carta. En la sala, a oscuras, sonaba música electrónica y ellos iniciaban lo que Pep describe como "un camino de sensaciones".

Efectos como tener delante uno de los platos de Roncero, por ejemplo, uno de caza, sangriento, de liebre, y cuestionar si uno es tan bueno como se cree. "La sala tenía color sangre y sonaba David Lynch; junto al plato, un vídeo, una liebre comiendo yerba y mirando al comensal a los ojos, luego sonaba Nick Love". Todo era una especie de juego intelectual que iba in crescendo. A la gente le gustó: "La jefa de prensa acabó llorando", explica Torres. Un trabajo que le permitió vaciarse y cuya guinda fue una deconstrucción de su autoría de Pongamos que hablo de Madrid.

Creador también del Museo de las Ideas e Inventos de Barcelona (MIBA), no eligió el mejor momento para montarlo, dado que 2010 ya era un año complicado. Pero Torres, que hacía tiempo que exponía sus inventos en múltiples lugares y que tenía mucho material en su estudio, pensó que ya era hora de exponer todo: "No creo en las conjunciones astrales, pero todo confluyó para que pudiera ponerlo en marcha". Entre las confluencias cita que tres bancos le dejaran dinero y que dos amigos hicieran lo mismo.

Dice que el MIBA es una gran metáfora cuyo objetivo es que las personas vuelvan a creer en su capacidad de hacer realidad sus sueños. Todos los viernes de 10 a 14 h, él mismo se dedica a atender a cualquiera que pida cita para consultarle sobre su proyecto. Consultoría estratégica: gente que solo tiene una idea en un papel, que busca nichos para sus negocios, que quiere que su proyecto aparezca en los medios de comunicación... Se siente orgulloso del museo. "Antes del MIBA me sentía como un cocinero sin cocina", concluye.

Útiles y fáciles

  • Pedalear por calorías. Para fomentar hábitos saludables inventó la máquina de vending a pedales. El niño debe pedalear en la bicicleta estática acoplada a la máquina el equivalente en kilómetros a las calorías del producto que quiere consumir.
  • Harto de sacar la pelusilla. Cuando uno está harto de sacar la pelusilla de la escoba con los dedos, "no hay mejor invento que un recogedor con peine incorporado que peina la escoba y la deja en el recogedor, ¿verdad?".
  • Lanzando el trapo de cocina. Estaba cansado de tener que colgar el trapo de cocina en un ganchito que siempre estaba desenganchado e inventó un trapo con un imán cosido a una de sus puntas. "Ahora lo lanzo a la puerta de la nevera y... ¡siempre a mano!".
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