Por este motivo, la asociación, integrada por los vecinos del entorno de la plaza, ha exigido al Arzobispado mediante una carta que «levante el vallado que acota el jardín. Las obras están paradas y sabemos que el Ayuntamiento y la Iglesia ya han llegado a un acuerdo, por lo que no tiene sentido que el parque siga vallado».

Su petición no responde solamente a la imposibilidad de poder disfrutar de nuevo de la zona verde donde se iba a construir la iglesia, sino a la reciente invasión de roedores, que «ya han llegado hasta séptimos pisos», explican.

«Aquí nunca ha habido problemas de ratas, pero, al parecer, como no se puede entrar a parte del jardín y nadie las molesta, cada vez vienen más. Ya hemos dado el aviso al Ayuntamiento para que vengan a desratizar», comentan los vecinos.

Tanto es el malestar que causan estas vallas, que avisan: «si no las quitan antes de Navidades haremos una cacerolada en la sede del Arzobispado el próximo día 21».

Urbanismo no lo confirma

Por su parte, desde el Ayuntamiento fueron ayer más cautos con el traslado de la iglesia. Fuentes de Urbanismo dijeron que, «pese a que las negociaciones están muy avanzadas, el acuerdo aún no está cerrado».

Este conflicto comenzó el pasado mes de octubre, cuando, de la noche a la mañana, los vecinos vieron cómo unas vallas cercaron el parque de la plaza y se enteraron de que iban a construir una iglesia. Con sus protestas consiguieron el traslado.

Campanar ya trasladó su templo

El caso de la plaza Mestre Vicent Ballester Fandós no es aislado. En Campanar ya pasó algo parecido cuando escogieron una parcela de la calle Eduardo Soler y Pérez para la construcción de un nuevo templo. Sin embargo, las presiones vecinales que demandaron un centro para la tercera edad (ya construido) lograron que se trasladara a un solar situado justo enfrente. Se van a construir cuatro iglesias más en la antigua nave de Cross y en las calles Virgen del Lluch, Montichelvo y José Andreu Alabarta.