Los restaurantes de la capital no dan abasto para atender a gente que les solicita comida gratis

  • Cafeterías, bares y casas de comida de la capital aseguran que cada vez viene más gente, sobre todo de clase media, pidiéndoles comida y alimentos gratis.
  • El fenómeno se ha agudizado con la crisis económica: "Les damos ensaladas  del día, bocadillos, raciones..."
  • El Banco de Alimentos de Madrid ha duplicado en un lustro el reparto de víveres.
Banco de alimentos.
Banco de alimentos.
EUROPA PRESS
Banco de alimentos.

"Era un señor mayor, de unos 67 años, con camisa planchada y andares despistados. Le vi pasar al bar y pensé que iría a desayunar. Me sorprendió cuando el camarero le acercó una bolsa de plástico con comida y él se iba sin pagar. A la salida le vi sentado en un banco, comiendo un poco de lacón con ensalada. El camarero me dijo que le conocía del barrio y que solía pasarse por ahí cada día para comer algo", explica un vecino de la calle San Bernardo a 20minutos.es. Una historia que, aunque sorprendente, no es ni mucho menos anecdótica. Se trata de un fenómeno incipiente, pero cada vez más común, fruto de la desesperación a la que han llegado muchas personas con la crisis económica: la de ir a pedir a los bares y casas de comida de la ciudad porque ya no tienen dinero ni para comprar alimentos.

Empezó hace unos años, con las famosas colas de personas amontonándose por la noche frente a los supermercados para buscar comida entre los desperdicios. Ahora lo intentan en los cientos de restaurantes y casas de comida que jalonan la capital. Por ejemplo, en las Bodegas Galiana (Centro), uno de los camareros cuenta que cada pocos días vienen grupos de personas a pedir comida: "Últimamente se ven más. Son gente normal, nada de mendigos, que te piden un café con leche, o algo para llevarse a la boca. Nosotros siempre que podemos les damos algo. Una ensalada del día, un poco de pollo…", asegura.

En otro de los bares consultados, la Villa del Pescadito (Centro) afirman que hace unos meses venía mucha gente a pedir, "aunque últimamente se les ve menos. Será tal vez por los comedores sociales, no sé. Aún así todavía vienen. Y hay de todo, también clase media. Si es para comer, yo siempre ofrezco algo: un bocadillo, alguna ración... lo que no hago nunca es dar dinero para que luego se lo gasten en vicios. Eso sí que no", explica Francisco Gil, propietario del negocio

También hay ejemplos de gente que acude a comer de menú y luego se marcha sin pagar: “Antes no nos pasaba nunca, y en el último mes ha ocurrido dos veces. Se hacen pasar por clientes corrientes, piden el menú y cuando acaban de comer te confiesan que no tienen dinero”, dice el dueño del restaurante Ciudad de Tui (Centro).

Los nuevos "pobres vergonzantes" de Madrid

Y es que, pese a que instituciones como el Banco de Alimentos ha duplicado en un lustro el reparto de víveres, y diversas instituciones han puesto en marcha iniciativas para combatir el hambre entre la población madrileña, como el restaurante para personas desempleadas de Móstoles, todavía muchos ciudadanos se niegan a acudir a estos sitios por la vergüenza que les provoca: "Aquí les llamamos los pobres vergonzantes. Son personas corrientes que viven una situación de exclusión, pero les da vergüenza tener que ir a un comedor social", explican desde Cáritas. En la ONG Solidarios para el Desarrollo también han oído hablar de esta tendencia.

Ante esta situación, desde la asociación de hosteleros Madrid-La Viña recuerdan otras iniciativas solidarias protagonizadas por el sector en Madrid y destinadas a hacer acopio de alimentos, como la actuación "1.000 gracias, 1.000 gramos" o la donación, por parte de El Salón del Gourmet, de más de 4.000 kilos de comida al Banco de Alimentos. "Es normal que esto ocurra", explica una cocinera de un popular bar-restaurante de Lavapiés. "A mí no me gusta hablar en nombre del local. Pero suceder, sucede, y mucho. Se forman hasta colas en la puerta y yo siempre les guardo algo".

Además, este tipo de "pobres vergonzanes" se pueden encontrar ya en todos los barrios, como el de Justicia (Centro), donde se ubica la Cervecería Dávila (calle Fernando VI, 16): "Llegan de vez en cuando, pero vienen más que antes. Ya no son solo personas que duermen en la calle, que por esta zona hay muchos, o los niños rumanos que piden dinero, sino gente normal. Llegan sin molestar y piden algo de comer, como un bocadillo. La gente lo está pasando mal, pero tampoco puedes darles a todos porque el bar se llenaría", explica Ramón, el propietario del negocio.

Uno de los clientes de este bar (ubicado muy cerca de la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo, la sede del PP y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid), explica que es común ver a señores de entre 40 y 60 años con pinta de cliente normal que se sientan en un taburete y le piden a Ramón o a sus camareras algo de comer "en un tono muy bajito, para que nadie se entere, como avergonzados".

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