Baja participación en el referéndum sobre la Constitución gibraltareña

  • A las 15.00 habían votado la mitad de ciudadanos que en el referéndum de 2002.
  • La nueva Constitución daría más autogobierno al Peñon.
  • Su estatus de colonia no cambiaría.
  • La soberanía, británica, seguirá pendiente de negociaciones entre Reino Unido y España.
Una mujer deposita su voto en el referéndum sobre la nueva constitución gibraltareña (Reuters)
Una mujer deposita su voto en el referéndum sobre la nueva constitución gibraltareña (Reuters)
Una mujer deposita su voto en el referéndum sobre la nueva constitución gibraltareña (Reuters)

El índice de participación de los ciudadanos gibraltareños para aceptar o no una nueva Constitución está siendo muy bajo, en parte porque el referéndum es un acto político sin valor jurídico.

Desde que se abrieran los colegios electorales a las 9.00 horas hasta las 15.00 horas han votado un total de 5.659 ciudadanos, lo que supone un 28,25 % del censo electoral.

Por contra, en el referéndum celebrado en el año 2002 habían votado ya a la misma hora un 54.06 % del electorado, casi el doble.

Por ello, no se espera que en el referéndum que se está celebrando sobre la Constitución se alcancen los índices del año 2002,  en el que ganó la opción de no compartir la soberanía del Peñón.

Independientes sólo si España quiere 

Cerca de 20.000 gibraltareños estaban llamados a votar la nueva Constitución, considerada por las principales fuerzas políticas del Peñón como un ejercicio de autodeterminación de la colonia británica y por el Gobierno español como un acto político sin valor jurídico.

Para el Gobierno del Reino Unido, el texto que votarán los gibraltareños otorga a la colonia británica mayor autonomía pero no altera su estatus, ya que su independencia sólo podría ser una opción "con el consentimiento español".

El nuevo texto constitucional recoge una serie de aspectos que dotan de mayor capacidad de autogobierno a Gibraltar y garantizan un sistema judicial más independiente, aunque mantiene la soberanía del Reino Unido.

De este modo, el gobernador del Peñón pierde competencias en favor de los ministros y tan sólo se ocupará de las relaciones externas, seguridad interna y defensa, así como de determinados aspectos de los servicios públicos.

Otro de los principales aspectos que modifica este nuevo texto constitucional es que las leyes que se aprueben en la Asamblea Legislativa del Peñón, que pasaría a denominarse Parlamento de Gibraltar, no podrán ser paralizadas por los ministros británicos ni por el gobernador, salvo con algunas excepciones.

La antigua Constitución se remonta a 1969, por lo que los partidos políticos del Peñón consideraron oportuno la aprobación de un nuevo documento que estableciera una relación "más moderna y madura" con el Reino Unido y, además, que ésta dejara de estar basada en el colonialismo, aunque siempre ateniéndose a lo fijado en la Carta de las Naciones Unidas.

Caruana pide el sí

La independencia de Gibraltar sólo sería una opción con el consentimiento español
Cuando el ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, presentó su referéndum ante esa Comisión, el pasado junio, el director general para Europa, José Pons, ya señaló que no cambiaba "en nada la situación", ya que la Constitución sólo suponía "una mejora de la gobernabilidad" del Peñón, "irrelevante a los efectos de la descolonización".

Caruana ha pedido a los gibraltareños que voten 'sí' a la Constitución, puesto que consideró que supondrá un importante "avance" para el Peñón, Bossano ha indicado que no condicionará el voto de sus simpatizantes, ya que para su formación las contradicciones existentes entre Madrid, Londres y Gibraltar no garantizan las mayores posibilidades de autogobierno del Peñón.
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