El papa Francisco: el mundo padece de una pobreza espiritual, "la dictadura del relativismo"

  • Según el papa, esta pobreza espiritual "afecta a los países más ricos y es la que Benedicto XVI llama dictadura del relativismo".
  • La dictadura del relativismo "deja a cada uno como medida de sí mismo y pone en peligro la convivencia entre los hombres".
  • El papa exhortó al diálogo entre los pueblos para construir la paz.
  • El pontífice hizo estas manifestaciones en el discurso que dirigió al Cuerpo Diplomático, al que recibió en la Sala Regia, del Palacio Apostólico
El papa Francisco I, en el balcón del Vaticano.
El papa Francisco I, en el balcón del Vaticano.
El papa Francisco I, en el balcón del Vaticano.

El papa Francisco ha dicho este viernes que, además de la pobreza material, en el mundo hay una pobreza espiritual "que afecta a los países más ricos y es la que Benedicto XVI llama dictadura del relativismo, que deja a cada uno como medida de sí mismo y pone en peligro la convivencia entre los hombres".

El pontífice hizo estas manifestaciones en el discurso que dirigió al Cuerpo Diplomático, al que recibió en la Sala Regia, del Palacio Apostólico, y en el que dijo que "no hay verdadera paz sin verdad y no puede haber verdadera paz si cada uno en la medida de sí mismo reclama sólo su propio derecho, sin preocuparse al mismo tiempo del bien de los demás".

"¡Cuántos pobres hay todavía en el mundo! Y ¡cuánto sufrimiento afrontan estas personas!", afirmó el papa, que añadió: "Pero hay otra pobreza. Es la pobreza espiritual de nuestros días, que afecta gravemente también a los países considerados más ricos".

"Es lo que mi predecesor, el querido y venerado papa Benedicto XVI, llama la dictadura del relativismo, que deja a cada uno como medida de sí mismo y pone en peligro la convivencia entre los hombres", precisó.

Diálogo entre los pueblos

El obispo de Roma destacó la "preocupación de la Iglesia por el bien de todos los hombres de la Tierra" y exhortó al diálogo entre los pueblos para construir la paz.

Subrayó que uno de los títulos del Obispo de Roma es "pontífice", "es decir, el que construye puentes, con Dios y entre los hombres", y abogó por que el diálogo "ayude a construir puentes entre todos los hombres, de modo que cada uno pueda encontrar en el otro no un enemigo, no un contendiente, sino un hermano, para acogerlo y abrazarlo".

El papa Bergoglio subrayó que no se pueden construir puentes entre los hombres olvidándose de Dios, "pero también es cierto lo contrario: no se pueden vivir auténticas relaciones con Dios ignorando a los demás".

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