Piden la absolución de los acusados de acoso sexual y amenazas a trabajadoras extranjeras

Los letrados de los tres individuos --J.A.V.P., F.A.V.P. y F.V.Z.,-- acusados de cometer 25 delitos contra la integridad moral, un delito contra los derechos de los trabajadores por imposición coactiva de condiciones laborales, cuatro delitos de acoso sexual, cinco faltas de maltrato de obra y dos de amenazas a 24 trabajadoras extranjeras y a un trabajador, de distintas nacionalidades, contratados para trabajar en una finca propiedad de uno de los acusados, han pedido la absolución de sus defendidos y el juicio ha quedado visto para sentencia.

Los letrados de los tres individuos —J.A.V.P., F.A.V.P. y F.V.Z.,— acusados de cometer 25 delitos contra la integridad moral, un delito contra los derechos de los trabajadores por imposición coactiva de condiciones laborales, cuatro delitos de acoso sexual, cinco faltas de maltrato de obra y dos de amenazas a 24 trabajadoras extranjeras y a un trabajador, de distintas nacionalidades, contratados para trabajar en una finca propiedad de uno de los acusados, han pedido la absolución de sus defendidos y el juicio ha quedado visto para sentencia.

Durante la segunda sesión del juicio en el Juzgado de lo Penal número 3 de Huelva se ha proyectado un vídeo con los testimonios de las presuntas víctimas, y tanto el Ministerio Fiscal como las defensas han elevado sus informes finales, en los que los letrados han pedido la absolución, según han informado a Europa Press fuentes judiciales.

A su vez, las defensas han recordado que no se han dado los presupuestos para la proyección del vídeo, indicando además que los testigos, tras no haber sido localizados, no han podido ratificar estos testimonios y la realidad de los hechos.

Por su parte, la Fiscalía ha ratificado su escrito, no obstante respecto al delito contra los derechos de los trabajadores por imposición coactiva de condiciones laborales ha cambiado la calificación considerándolo un delito simple y no continuado.

Durante la primera sesión, celebrada la pasada semana, los acusados de acoso sexual y amenazas a trabajadoras negaron los hechos y aseguraron ser inocentes de estas acusaciones.

En esta sesión, los letrados de los acusados solicitaron la suspensión del juicio ante la falta de testigos, que no han sido localizados, sin embargo el Ministerio Fiscal y la juez se negaron a ello, tras dos suspensiones en octubre de 2011 y abril de 2012.

Por su parte, J.A.V.P., que se dedica a la comercialización de la fruta y que no tiene ningún contacto con las trabajadoras, según indicó, negó cualquier tipo de altercado con alguna de ellas ni con el único denunciante varón, y manifestó que "nunca entró en las casas donde viven las trabajadoras, ni golpeó ni apuntó a nadie con ninguna escopeta".

También se pronunció sobre el día en que estas trabajadoras interpusieron una denuncia por los hechos ante la Guardia Civil de Palos de la Frontera y dos agentes se personaron en la finca. De este día, F.A.V.P., aseguró que se puso "nervioso" y la Guardia Civil le dijo que se fuera.

Uno de estos agentes indicó que se personó en la finca, junto a un compañero, ante los testimonios de las trabajadoras, que estaban "muy nerviosas, con miedo y querían irse", indicando además que incluso "hubo un forcejeo con un trabajador y los agentes tuvieron que intervenir". Tras ello, se llevaron a las estas trabajadoras al cuartel para que interpusieran la denuncia. El otro agente también declaró, pero ha ratificado el atestado, ya que no recordaba apenas los hechos.

El acusado F.A.V.P., negó "las amenazas e insultos" a estas trabajadoras y aseguró que "la finca siempre está abierta y la gente entra y sale libremente", una cuestión que las trabajadoras niegan en el vídeo.

Por su parte, F.V.Z., el dueño de la finca, encargado de recoger a las temporeras, de tramitar su contrato y de recoger su documentación, también negó los hechos y aseguró que "no hace falta que pidan permiso para hacer sus necesidades, sino que van cuando quieren".

A su vez, señaló que en la finca en temporada alta puede trabajar un centenar de personas, negó la petición de favores sexuales para garantizar la continuidad del trabajo de las empleadas y ha manifestado que su mujer, que lleva el control de calidad, trabaja en la finca con él, y aseguró que, respecto al sueldo y horarios, se ajustan al convenio establecido.

Los testimonios de las trabajadoras denunciantes fueron grabados en un vídeo al día siguiente de interponer la denuncia, que fue emitido en sala. En el mismo, una trabajadora asegura que fue "golpeada con una caja de fresas en la cabeza" y que esquivó un golpe con una garrafa, así como que fue "chantajeada con la compra de ropa, pero aseguró que venía a trabajar". A su vez, citó insultos referidos por parte de los acusados y que ha vuelto a trabajar con ellos —ya que trabajó en la misma finca en 2008— porque esta empresa "pidió a estas trabajadoras y se quejó a Asaja". Las demás trabajadoras corroboraron estos hechos, así como que las horas extras "no son pagadas".

Los hechos,

Según la fiscalía

Según reza en el escrito del fiscal, al que ha tenido acceso Europa Press, los hechos se remontan al año 2009 y el Ministerio Fiscal asegura que el trato de los acusados con estas trabajadoras era "permanentemente agresivo y despectivo, afectando de este modo gravemente a la propia autoestima de los citados".

Del mismo modo, estas personas sometían a estas empleadas en la jornada laboral a "una vigilancia estrecha hasta el punto de obligarlas a hacer sus necesidades en el mismo campo y prohibiéndoles ir a sus alojamientos a buscar agua, de forma que no podían abandonar el puesto de trabajo ni siquiera en los casos de mareo o fatiga por la sed".

Igualmente, según relata la Fiscalía, los acusados "faltaban el respeto a la intimidad" de las trabajadoras al entrar en sus aposentos sin el consentimiento de las mismas, haciendo uso "en algunas ocasiones de la fuerza física y exigiendo en otras favores sexuales para garantizar la continuidad del trabajo de las empleadas".

Al mismo tiempo, estos tres acusados "imponían mediante amenazas y coacciones condiciones laborales abusivas tales como efectuar diez horas diarias; no respetar el tiempo mínimo para el almuerzo; no permitirles días libres y no pagar las horas extras".

En uno de estos episodios, concretamente cuando fue despedido un trabajador rumano que trabajaba en la citada finca "tras amenazarlo con una escopeta de caza", varias empleadas se encerraron durante dos días en sus viviendas "atemorizadas" cuando hizo acto de presencia una pareja de guardias civiles, momento en el que uno de los acusados se dirigió al citado trabajador diciéndole que "abandonara la finca o acabaría con su vida".

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