La cumbre de Helsinki entre la Unión Europea (UE) y Rusia se ha cerrado sin que las partes fueran capaces de alcanzar un acuerdo que ponga fin al conflicto provocado por el embargo ruso a las importaciones de carne de Polonia.

La UE pidió a Rusia que retire el bloqueo al envío de carne polaca, una medida que el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, calificó de "desproporcionada".

Según Barroso, el embargo ruso se basa en consideraciones sanitarias infundadas, ya que "no hay razones técnicas para mantenerlo", tal y como demostró recientemente una misión de inspectores europeos que viajaron a Polonia para certificar las condiciones sanitarias de sus productos.

En rueda de prensa, Barroso reconoció que en el pasado ha habido "algunos problemas" sobre sanidad alimentaria en Polonia, pero insistió en que el embargo ruso, impuesto en noviembre del año pasado, es "una reacción excesiva".

El problema es la carne de Asia

Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, señaló que el problema no es la carne procedente de Polonia, sino la que llega de terceros países, sobre todo de Asia, a través de Varsovia.

Putin apuntó que este tipo de productos ganaderos no están prohibidos sólo en Rusia, sino también en la UE, y que también Ucrania decidió bloquear las exportaciones de carne polaca el pasado mayo.

El presidente ruso exhortó a la UE para que los Veinticinco adopten un certificado único de exportaciones, ya que esta medida ayudaría enormemente a evitar este tipo de conflictos.

"No voy a exagerar ni politizar este asunto porque es puramente técnico. Una vez alcancemos un acuerdo el problema estará resuelto", declaró Putin."No hay que vincular esta cuestión técnica a la situación de las relaciones generales entre la UE y Rusia, porque este egoísmo económico no ayuda a avanzar", añadió.

La Comisión está dispuesta a participar en conversaciones a tres bandas (Rusia, Polonia, CE) para intentar solucionar esta cuestión, por la que Varsovia bloquea el lanzamiento de las negociaciones para un nuevo acuerdo de asociación con Moscú.

Aunque Bruselas y Moscú no pudieron lanzar el viernes  estas conversaciones, ambas partes insistieron en que las relaciones bilaterales no están afectadas y la cooperación seguirá dentro del marco actual.

Evitar "el vacío legal"

Barroso anunció la extensión del actual acuerdo de cooperación hasta que el nuevo tratado sea aprobado "para que no se produzca un vacío legal".

El primer ministro finlandés y presidente de turno de la UE, Matti Vanhanen, señaló que, aunque "no fue posible acordar" el mandato de negociación, "todos compartimos la opinión de que no es la última oportunidad".

"La cooperación sigue normalmente según los términos del actual acuerdo", recalcó Vanhanen, quien coincidió con Putin en que el embargo ruso a la carne polaca "es una cuestión técnica, no política".

El suministro de energía

El suministro ruso de energía a la UE fue otro de los asuntos centrales de la cumbre de Helsinki.

Putin aseguró que mantendrá la integridad del gigante gasista estatal Gazprom frente a la posibilidad de que la Comisión Europea proponga separar la propiedad de las empresas de energía que operan en la UE para dividir las actividades de aprovisionamiento de las redes de transmisión.

"Dividir o separar nuestras compañías en empresas de transmisión o de producción es solamente una competencia nacional de la Federación Rusa, y nadie nos la puede quitar", afirmó Putin.

Rusia suministra aproximadamente la cuarta parte del petróleo y el gas que consume la Unión Europea, por lo que la relación energética con Moscú es clave para Bruselas.

Mientras la UE aspira a que Rusia garantice un suministro energético estable regido por las reglas del mercado, Moscú exige que Bruselas actúe de forma recíproca y permita la participación de empresas rusas en los países miembros.

Las tasas de las aerolíneas que sobrevuelan Siberia

Aparte de la promesa de ambas partes de "seguir trabajando" para firmar en el futuro un amplio tratado de asociación, el único resultado alcanzado en Helsinki fue el compromiso ruso de suprimir las tasas que debían pagar las aerolíneas comunitarias por sobrevolar Siberia.

Este acuerdo pone fin a una disputa que ha durado veinte años y que sólo en 2006 ha costado a las compañías aéreas de la UE 330 millones de euros.