Poco después de que Argo obtuviera el Oscar a la mejor película de 2012, el gobierno iraní manifestaba su malestar ante una película que, consideran, es "mera propaganda estadounidense".
"No espero que los enemigos de Irán hagan algo mejor que eso", indicó su ministro de Cultura, Mohamad Hosseini.
Ahora, varios medios iraníes aseguran que el gobierno de Mahmoud Ahmadinejad tiene previsto denunciar a los responsables de la cinta, incluido su director , Ben Affleck, por presentar "un retrato poco realista" y "muy violento" de la sociedad de su país.
Dirigida y protagonizada por Ben Affleck y producida por George Clooney y Grant Heslov, Argo relata la crisis de los rehenes de Irán de 1979. Lo hace desde el punto de vista de Tony Mendez, el agente de la CIA que llevó a cabo un rocambolesco operativo para sacar del país islámico a seis diplomáticos estadounidenses escondidos en la casa del embajador de Canadá.
Aunque la película no se ha exhibido en los cines iraníes ya que no superó los filtros de la censura, copias piratas de DVD pueden adquirirse fácilmente en las calles de Teherán.
Para abordar este fenómeno las autoridades iraníes celebraron esta semana una proyección privada de la película dentro de un acto llamado La gran estafa de Hollywood. Tras el pase, las autoridades presentes emitieron un comunicado en el que denunciaban que Argo supone una "violación de las normas internacionales culturales".
Además, el hecho de que fuera premiada en los Oscar, galardón que fue anunciado por la primera dama estadounidense, Michelle Obama, supone un claro ataque contra el régimen de Teherán. "La concesión del premio a una película anti-Irán es un ataque propagandístico contra de nuestra nación y contra toda la humanidad", dijo el comité.
Nueva Zelanda, muy contrariada
Irán no es el único país que ha arremetido contra el largometraje de Affleck. También el parlamento neozelandés lo ha condenado por tergiversar los hechos.
La cámara aprobó una moción de condena por la forma en la que los diplomáticos del país oceánico fueron representados en la pantalla. El filme señala que los diplomáticos neozelandeses dieron la espalda al grupo de estadoundenses que intentaba escapar de Teherán, pero en la realidad esos los condujeron al aeropuerto de la capital iraní para que pudieran viajar a Suiza, según la cadena local TVNZ.
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