El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha asegurado que se están apreciando "mejoras en la confianza del mercado financiero" en la eurozona y que se ha amortiguado el contagio entre países, aunque ha advertido de que estos deben seguir "implementando reformas estructurales" para que la situación mejore.

El Fondo Monetario Internacional, de hecho, publicó hace solo un día un informe sobre la reestructuración financiera con una docena de recomendaciones para España, entre otras, completar la recapitalización y resolución de las entidades de crédito rescatadas o modificar su legislación sobre desahucios.

El FMI ha rebajado sus previsiones para la economía de la zona euro en 2013, con una contracción del 0,5% frente al 0,3% pronosticado en diciembre, aunque Draghi ha insistido en que no es una desviación significativa. Ha defendido, además, la decisión de mantener los tipos de interés en el 0,75%, aunque ha admitido que el consejo de Gobierno ha discutido sobre si bajarlos. Esta falta de unanimidad "no es un compromiso de una futura bajada de tipos".

Draghi ha dicho en rueda de prensa que la actividad económica "debería empezar a estabilizarse" en la primera parte del año y que en la segunda debería darse una "recuperación gradual", sobre todo gracias a las exportaciones. Las mejoras en los mercados financieros desde julio del año pasado y las reformas estructurales "deberían reflejarse en la economía", ha insistido, añadiendo que el BCE prevé que la economía de los países que comparten la moneda única europea crecerá un 1% en 2014.

En cuanto al dinero dado a los bancos, el presidente del BCE ha afirmado que ya se han devuelto unos 224.000 millones del total obtenido de las operaciones de refinanciación a tres años y que eso es un signo positivo que evidencia la recuperación. No obstante, los ajustes llevados a cabo por algunos países "seguirán resultando un peso para las economías", reconocido.

Draghi ha admitido también que se están dando "situaciones difíciles de crédito para las pymes", que hay una "caída demanda doméstica" y ha mostrado asimismo su preocupación por las cifras del paro —aludiendo a que son "necesarias" más reformas del mercado laboral—; con todo, ha reiterado que las proyecciones del BCE para la economía "no han tenido cambios". "La presión de los precios debería estar contenida", ha añadido.

El presidente del BCE ha concretado que la previsión a corto plazo para la economía de la eurozona es que habrá un "consumo débil", pero que como ellos van a continuar con su "política monetaria acomodaticia", confían en que a medio plazo habrá una "demanda mundial más fuerte".

Los efectos del cuarto trimestre del año pasado, ha dicho, han provocado un pequeño bajón en las previsiones, pero hay "signos positivos de los mercados financieros que atestiguan una vuelta de la confianza" y también está muy avanzada, entre otras cosas, "la financiación de la deuda soberana".

En cuanto a los resultados de las elecciones italianas, Draghi ha dicho que a los mercados les impresionaron "menos que a los políticos y a los periodistas" y que ellos mismos "entienden que vivimos en democracias". Asimismo, ha confirmado que al margen de cualquier proceso, "parte del ajuste fiscal de Italia continuará de forma automática".

Ha insistido entonces en que "la confianza está volviendo" y en que "el contagio a otros países se ha amortiguado y este es un signo positivo". Por último, Draghi ha asegurado que "la troika funciona muy bien" y que no puede ser que por "rumores" tengamos "cada semana una angustia".

El BCE pronostica también que la inflación de la zona del euro se situará en una media del 1,6% en 2013, en un rango que oscila entre el 1,2 y el 2%, como en diciembre. Entonces el BCE pronosticó una inflación entre el 1,1 y el 2,1% para este año. La inflación se situará entre el 0,6 y el 2% en 2014, lo que supone una tasa media del 1,3% y también una revisión a la baja respecto a las cifras de diciembre, cuando había calculado una tasa entre el 0,6 y el 2,2%, una media del 1,4%.