James Franco: "Cuanto menos pienso en mí soy más feliz"

  • Es el protagonista de 'Oz, un mundo de fantasía', que se estrena este viernes.
  • Además de actor, dirige películas, escribe, pinta y da clases en la universidad.
  • "Hasta la película más trascendental debe ser entretenida", asegura.
El director y actor James Franco posa en el pase de fotografía de su película "Sal" en la Mostra de Venecia.
El director y actor James Franco posa en el pase de fotografía de su película "Sal" en la Mostra de Venecia.
Claudio Onorati / Efe
El director y actor James Franco posa en el pase de fotografía de su película "Sal" en la Mostra de Venecia.

Escritor, pintor, director, productor, modelo y, sobre todo, actor, James Franco lleva años siendo uno de los rostros más de moda en Hollywood. Presentó en 2011 los Oscar, tiene una legión de admiradores y ahora protagoniza Oz, un mundo de fantasía, uno de los grandes estrenos del año y un regreso al fantástico mundo creado por Lyman Frank Baum. Con el pelo oxigenado y algo pasado de peso (exigencias del guión: rueda una película en la que encarna a Christian Longo, un asesino en serie), Franco es fiel a su imagen de chico rebelde: bosteza, se maneja con desgana y no parece muy a gusto en las entrevistas. Sin embargo, es simpático, sobre todo al hablar de sus muchos y variados proyectos personales.

No le gustan mucho las entrevistas promocionales, ¿verdad?

Si la película es pequeña y necesita de toda mi ayuda, soy feliz hablando y participando en su difusión. Con Oz, un mundo de fantasía... Estoy muy contento, pero es cansado. Tienes que hacer cientos de entrevistas y decir una y otra vez lo mismo. Psicológicamente, no es demasiado saludable: puedes llegar a volverte loco.

Por ejemplo, ¿qué hace cuando se marche de Londres?

Este es el final de la promoción. Bueno, no del todo: después habrá que ir a Tokio y, justo cuando vaya a estrenarse, estar en EE UU. Pero se acerca el final.

Oz es un proyecto muy grande, pero cada vez participa y produce más películas pequeñas. ¿Cómo consigue alternar dos mundos tan distintos?

De momento… ¡Sigo teniendo la suerte de que me llamen! Es agradable que otros te quieran en sus películas, pero es verdad que, cada vez más, intento ser yo el que pone en marcha sus propios proyectos. En el caso de Oz, era interesante volver a trabajar con Sam Raimi (el director, con el que colaboró en varias entregas de Spiderman), y soy un gran seguidor de la película original, El mago de Oz, y de los libros de L. F. Baum. El papel era muy interesante, y me interesaba formar parte de un mundo tan fantástico como este. Respecto a mis proyectos... La cosa cambia. Busco el material original, el dinero para producirla y tengo que organizar muchas cosas... Oz, un mundo de fantasía, podría existir sin mí. Los otros proyectos, no. Así que, en efecto, poder combinar las dos cosas es muy enriquecedor, porque te permite ser parte de visiones ajenas y hacer realidad también las tuyas.

¿Qué busca en sus proyectos propios?

Hay dos grandes pasiones en mi vida: la literatura y la interpretación. Así que trato de juntar ambos mundos. Cuando leo una novela, veo imágenes, y los personajes cobran vida porque, al conocerlos, les pongo voz y gestos. Los interpreto como actor. Leo un libro y, en efecto, pienso en cómo sería hecho película. Ahora preparo un filme basado en una novela de Cormac McCarthy, otra de William Faulkner, y trabajo en un guión sobre la juventud de Bukowski. Esos proyectos mezclan mis grandes intereses: la literatura, la actuación y el dirigir películas.

¿Cree que una buena película o un buen libro pueden cambiar la vida de las personas?

Esa es una visión... Tramposa. Cada uno tiene sus propias razones para ver una película o leer un libro, y no tienen por qué cambiar su vida. No elijo un proyecto pensando que le puede cambiar la vida a alguien. pero sí intento que, al menos, tengan cierto efecto en el espectador. Hasta la película más frívola, más "de entretenimiento", debe afectar un poco a quien la está viendo. Y al revés: hasta la película más seria, más "trascendental", debe entretener. El cine… Afecta a la gente. No es tan importante como el trabajo de un médico, como el de alguien que te trata un cáncer, pero sí debe tener un sentido y dejar un poso en el público.

Así que el cine sigue siendo muy importante.

Gracias al cine construímos nuestra forma de ver el mundo, a los demás y a nosotros mismos. No es nada nuevo: sucede desde hace décadas, el cine es una forma masiva de entretenimiento. Llegó la televisión, los videojuegos, Internet... Pero el cine sigue siendo muy importante. Y el que una película se dirija a un público masivo no tiene por qué eliminar su valor artístico y cultural. Ambos aspectos son complementarios. Y sí… Me encanta el efecto que el cine ejerce en el público. Cómo les hace pensar: "Me gustaría ser así". O "me encantaría vivir en un lugar como ese". El cine ayuda a construir sueños.

Actúa, escribe, dirige… ¿Qué le resulta más fácil?

Son distintas facetas de uno mismo. Me siento muy cómodo actuando: llevo haciéndolo, de manera profesional, desde hace 16 años, así que me siento muy seguro, sabiendo que estoy haciendo mi trabajo. Dirigir es duro, pero me permite colaborar con otros, conocer distintas formas de acercarme a una misma historia. Es un rol muy colaborativo que exige unas decisiones, una capacidad de liderazgo, determinadas. Respecto a escribir... Es un trabajo más aislado. Es complicado encontrar el tono de una narración, es un reto muy personal, intransferible, en el que no delegas en nadie. Pero, incluso al escribir, dependes de un editor que te aconseja, con el que pules el relato.

¿La actuación le ayuda a conocer mejor a las personas?

Sí. Pero para dirigir, o para escribir, también tienes que investigar el comportamiento de los personajes, sus motivaciones. En cualquier caso debes meterte en la piel de un abogado, un científico o un policía. Te acercas a otras maneras de ver la vida, observas el mundo a través de distintas lentes y ejercitas partes de ti mismo. Es interesante.

Estamos hablando de relatos, de películas... ¿Y la vida real? ¿Cómo ve el mundo?

Soy una persona bastante optimista. A veces, nos sobran los motivos para deprimirnos... Pero debemos buscar razones para no hundirnos. A veces, mi problema es que me lo tomo todo demasiado a la tremenda, y me deprime no poder hacer más cosas para mejorar el mundo. Es una lucha interna: no puedo arreglarlo todo, y eso me hace sentir impotente, pero eso tampoco tiene que convertirse en una excusa para no actuar y mejorar un poco las cosas. Si me llaman para echar una mano en algo, en algo que considero una buena causa, intento sumarme. Pero no puedo solucionarlo todo, porque me volvería loco. Por mi propia salud mental, tengo que asumir mis limitaciones, y centrarme a veces en mis propios asuntos.

Dice que lleva 16 años actuando. ¿En qué ha cambiado, en lo personal, en todo este tiempo?

De joven, cuando empecé, era mucho más egoísta. Supongo que le pasa a todo el mundo: quieres triunfar, hacer una carrera de éxito, y eres muy ambicioso. Piensas demasiado en ti mismo. Pero he ido progresando en ese sentido: me hde dado cuenta de que todo, incluido el trabajo de actor, es colaborativo, que para estar bien tienes que apoyarte en los demás. Cuanto menos he pensado en mí mismo he sido más feliz. Ahora, por ejemplo, estoy dando clases de cine y literatura en la universidad, y eso ha enseñado a compartir, a ayudar a los demás, a no pensar tanto en mi propio mundo.

BIO

Nació en Palo Alto, California, en 1978. Su padre era empresario y su madre, escritora. En 2001 encarnó a James Dean en una película para televisión. Da clases de cine, literatura y escritura creativa en la universidad de UCLA. Fue candidato al Oscar a mejor actor en 2011 por su trabajo en 127 horas.

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