Cómo están preparadas nuestras casas ante un fenómeno sísmico

  • Torrevieja ha vivido un simulacro de sismo, de 5.5 en la escala de Ritcher, para conocer cuál es el estado de sus edificios y viviendas.
  • El sudeste de la Península es una de las zonas con mayor peligrosidad.
  • La normativa constructiva en materia de sismos es del año 1974.
Un edificio derruido en el barrio de Las Viñas, en Lorca, tras el terremoto que afectó a la ciudad en mayo de 2011.
Un edificio derruido en el barrio de Las Viñas, en Lorca, tras el terremoto que afectó a la ciudad en mayo de 2011.
Juan Carlos Cárdenas /EFE
Un edificio derruido en el barrio de Las Viñas, en Lorca, tras el terremoto que afectó a la ciudad en mayo de 2011.

Torrevieja ha vivido este martes un simulacro de emergencia sísmica, con una magnitud de 5.5 grados en la escala de Ritcher, en su casco urbano. La ciudad alicantina ha probado así su respuesta ante un escenario relativamente probable.

En mayo de 2011, hace casi dos años, un terremoto de 5.1 grados asoló la localidad murciana de Lorca, que está a solo 95 kilómetros de Torrevieja. La simulación sísmica, con epicentro a 5,5 kilómetros en dirección a la bocana del puerto, ha activado las emergencias a nivel 0, 1 y 2, y ha puesto a prueba la estructura de los edificios residenciales.

El experimento servirá para valorar los daños estructurales en viviendas y edificios, pero también en centros educativos, un depósito de agua, en la red de agua potable, las estaciones de bombeo y el alcantarillado.

A pesar de que Torrevieja es uno de los puntos de la Comunidad Valenciana con mayor probabilidad de riesgos sísmicos, hasta ahora no se había realizado ningún ensayo para poner a prueba la seguridad de la ciudad.

Construir en zonas de más riesgo sísmico

El sudeste de la Península, donde está Torrevieja, es una de las zonas de España con una mayor peligrosidad. También lo son el sur de la península –Granada especialmente–, los Pirineos, la cadena costerocatalana y el Sistema Ibérico. Canarias también tiene riesgo sísmico, en su caso por la presencia de los volcanes. En cualquier caso, España dista mucho de ser una zona del planeta con alto riesgo sísmico.

La normativa que rige la construcción en materia de sismos se aprobó en 1974. Todos los edificios levantados a partir de esa fecha deberían cumplir con sus preceptos técnicos. En teoría, las construcciones deberían estar preparadas para resistir terremotos de hasta 7 grados de intensidad en la escala de Richter en las zonas de mayor riesgo sísmico.

Las claves para que un edificio de viviendas resista un sismo y absorba sus vibraciones son su flexibilidad y la simetría de su planta. La flexibilidad es fundamental, porque el edificio no debe oponerse al movimiento sísmico sino acompañarlo; así es más resistente a las fuerzas horizontales. La distribución simétrica de la estructura hará que las fuerzas desatadas por el movimiento de la tierra se puedan distribuir de manera uniforme.

Pero no se construye de igual manera en Santander que en Granada, en Madrid que en Jaén. Depende mucho del llamado parámetro de aceleración básica de cada lugar ante un movimiento sísmico.

En Granada es del 24%, mientras que Barcelona no pasa del 4%. Pero para hacernos una idea de lo que es riesgo, en Tokio y otras ciudades de Japón, –país con enorme riesgo sísmico– el parámetro de aceleración básica alcanza el 40%.

En todos los casos sí son comunes las categorías asignadas a los edificios, en función de su importancia. Para lo prioritario, como un hospital o un puente, la exigencia es la máxima; para las viviendas hay una exigencia intermedia; y la más baja es para una nave industrial. Esa exigencia se refiere a la distribución de las vigas y los muros o al grosor de las paredes.

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