El caso de Sydney Lee (1866-1949) es el contrario al de los artistas que sólo tras su muerte logran la consideración que merecían. En vida, el artista gozó del éxito, fue uno de los grabadores más brillantes de su generación, su técnica a color que recreaba refinados métodos japoneses reavivó la xilografía en Europa. A su muerte a los 83 años el contenido de su estudio se dispersó en subastas públicas y su obra se volvió invisible: los historiadores del arte no lo incluyeron en sus estudios y el público dejó de preguntar por él.

From the Shadows: The Prints of Sydney Lee RA (Desde las sombras: Los grabados de Sydney Lee, académico de las Artes) rescata de las catacumbas al innovador artista de principios del siglo XX con una muestra de más de 50 grabados y dos representativas pinturas. La exposición se puede visitar hasta el 26 de mayo en la Tennant Gallery de Londres —que pertenece a la Real Academia del Arte— y está comisariada por Robert Meyrick, director de la Facultad de Arte de la Universidad de Aberystwyth, que acaba de publicar el primer libro sobre la obra de Lee.

En sus muchos viajes por Europa, Lee buscó temas épicos y pintorescos para sus trabajos con la intención de convertir el grabado en una expresión artística personal y no un mero ejercicio de talento. De edificios antiguos a formaciones geológicas, el autor supo captar los juegos de luces sobre la piedra del Coliseo romano, los Alpes italianos o los viejos molinos de viento de la ciudad inglesa de Kent y dotó a a sus obras de tonalidades efervescentes que —desde una perspectiva actual— anticipan el estilo esquemático y a la vez preciso de las viñetas de cómic.

Ambiciosos en tamaño y en el nivel de experimentación, los grabados de Lee pusieron a prueba los límites tradicionales del género. Antes de cumplir los 30 años, sus innovaciones lo situaron entre la élite artística de Londres e incluso se pudo permitir una residencia y un estudio en el lujoso barrio de Kensington. El británico fue miembro fundador de la Sociedad de Xilógrafos en 1920 y dies años más tarde fue elegido miembro de la Real Academia del Arte, a la que representó en los eventos oficiales y las recepciones reales y de jefes de estado.

Con un currículo sobresaliente respaldado por un gran talento, cuesta creer que hasta ahora los grabados de Sydney Lee no se hayan catalogado nunca. La exposición que ahora se celebra en la galería Tennant, dedicada a la exhibición de trabajos en papel que requieren una conservación extremadamente cuidadosa para evitar su deterioro, es la primera dedicada al autor desde 1945.