La Audiencia impone 14 años de cárcel al mozo de autopsias de Valencia acusado de matar a su traficante

La sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia ha impuesto 14 años de prisión para un hombre, mozo de autopsias del Instituto de Medicina Legal de Valencia (IML), acusado de matar a otro, traficante a pequeña escala. El hombre, condenado por un delito de homicidio con la circunstancia agravante de abuso de superioridad, mantuvo durante el juicio que no tuvo nada que ver con el crimen, y aseguró que "nunca" podría haber hecho algo así.

La sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia ha impuesto 14 años de prisión para un hombre, mozo de autopsias del Instituto de Medicina Legal de Valencia (IML), acusado de matar a otro, traficante a pequeña escala. El hombre, condenado por un delito de homicidio con la circunstancia agravante de abuso de superioridad, mantuvo durante el juicio que no tuvo nada que ver con el crimen, y aseguró que "nunca" podría haber hecho algo así.

Sin embargo, el tribunal del jurado, tras estudiar las declaraciones y las pruebas expuestas en el juicio, emitió un veredicto de culpabilidad contra el acusado, de 44 años, y quien hasta ese momento había regresado a su puesto de trabajo en el IML.

El procesado, a quien también se le conocía con el sobrenombre de 'Sebas' o 'el Sebas', tenía antecedes por dos delitos de lesiones, otro delito de amenazas y un delito de robo de uso con violencia. Consumía cocaína de forma habitual, consumo que se incrementaba los fines de semana en cantidad cercana a un gramo.

El incidente tuvo lugar en octubre de 2010, en un el piso de la víctima, ubicado en el barrio valenciano de Malilla. El hombre, acusado de asestar 50 puñaladas a la víctima, solía comprarle a ésta cocaína. Sobre las 15.00 horas del día 1 de octubre, el acusado se presentó en casa de la víctima, donde comenzaron una discusión relacionada presuntamente con una deuda de 860 euros por la compra de droga.

Como consecuencia de esta riña, el acusado cogió una navaja o un cuchillo y se lo clavó varias veces a la víctima. Ésta logró esconderse en su habitación, lo que obligó al hombre a saltar por una terraza para colarse por una ventana en esta zona de la casa. Otra vez dentro, le asestó unas 50 puñaladas que le lesionaron 59 partes del cuerpo. Seguidamente, se lavó las manos, rebuscó la droga en el armario en el que la víctima solía guardarla, y se marchó de casa. Más tarde, a las 17.00 horas, se fue a recoger a uno de sus dos hijos al colegio.

Pese a que el acusado negó los hechos imputados durante el juicio, el tribunal sostiene que su intervención en los mismos "se infiere del conjunto de la prueba practicada sin mayores dificultades". "Cierto es que nadie vio al acusado asestar, con un arma blanca, los golpes que acabaron con la vida de la víctima, pero los plurales indicios así lo constatan", asevera.

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