La alcaldesa de la localidad romana, a orillas del lago de Bracciano, Patrizia Riccioni, sigue sin confirmar la celebración del matrimonio en el famoso castillo Orsini-Odelaschi entre el 16 y el 18 de noviembre, pero todo parece preparado para acoger la boda.

Ante la que se espera masiva llegada de medios de comunicación, el ayuntamiento ha dispuesto el pago de un "impuesto" para aquellos que quieran acercarse a la entrada del Castillo.

En una junta municipal se decidió que los fotógrafos que quieran tomar imágenes desde la plaza "IV novembre", la más cercana a la entrada donde se cree que entrarán los novios y sus invitados, tendrán que pagar 100 euros como impuesto por "ocupar suelo público".

La junta municipal está alquilando también a 1.000 euros las ventanas del ayuntamiento que se asoman directamente al castillo a las televisiones, fotógrafos o periodistas que quieran cubrir los tres días que se espera durarán los festejos por la boda.

El resto de curiosos y medios de comunicación que quieran acercarse a la localidad, a unos 30 kilómetros de la capital italiana, podrán hacerlo libremente y no tendrán que pagar, aseguró el ayuntamiento.

Incluso, el ayuntamiento de Bracciano, ha prestado dos salas de su sede que harán de "sala de prensa", aunque sin teléfonos, ni líneas de internet, subraya el municipio.

Mientras que el centro histórico de la ciudad estará cerrado al tráfico durante estos tres días, la provincia de Roma ha denegado la petición de los futuros esposos de cerrar el espacio aéreo sobre la localidad para evitar las fotos desde lo alto de los paparazzi.

La pareja llegó a Roma junto a su hija, Suri. El mismo día asistieron los tres a una cena con el alcalde de Roma.

Un grupo de romanos se apostaron frente al hotel Hassler, donde se supone que se ha alojado Tom Cruise a su paso por la Ciudad Eterna.

Los invitados al enlace también han comenzado a llegar a la capital italiana. Como Jim Carrey y su novia, Jenny McCarthy, que han arribado al aeropuerto de Ciampino este miércoles.