El Centro Andaluz de las Letras (CAL) continúa el programa de actividades 'Letras Capitales' en Sevilla este jueves 14 de febrero con la presentación de la primera novela del escritor y músico Julio de la Rosa, 'Peaje', publicada por Tropo Editores. El encuentro será en la Biblioteca Pública Provincial Infanta Elena a las 20,00 horas, y estará conducido por la escritora Sara Mesa.

El programa de encuentros literarios 'Letras Capitales' se desarrolla en las ocho provincias andaluzas, con el objetivo de acercar la creación más actual a los lectores, se recuerda en nota de prensa. Este ciclo literario, que se inicia en 2009, se ha convertido en un ejemplo de actividad sostenible, gracias a la estrecha colaboración que se ha articulado, a lo largo de estos años, entre las editoriales, los creadores y sus lectores.

A Julio de la Rosa se le ha denominado alguna vez como hombre del Renacimiento, y con razón: un día puede hacer un disco como 'Pequeños trastornos sin importancia' —el último de una de las trayectorias más coherentes de la música española—, para acto seguido componer una banda sonora para el cine —'Grupo 7', de Alberto Rodríguez, 'Primos', de Daniel Sánchez Arévalo, y así hasta superar la decena de largometrajes—, o disfrutar con lo que alguna vez ha revelado su verdadera pasión, las palabras, pero sin música debajo que las direcciones.

Julio ya tenía publicados dos libros de textos breves 'Diez años foca en un circo' y 'Tanto rojo bajo los párpados', un poemario, 'Vacaciones y ahora', por fin, su primera novela, 'Peaje' (Tropo Editores, 2012), una obra de 150 páginas en la que el humor negro salpica cada una de las situaciones sin por ello dejar de tratar algunas de las grandes cuestiones que marcan la vida. En su primera novela, Julio de la Rosa demuestra una extraña madurez literaria, una mirada muy personal y un manejo del monólogo interior que recuerda a la crudeza y la profundidad del mejor Salinger.

El protagonista de la novela trabaja como cobrador en la cabina del peaje de una autopista. Desde allí mata el tiempo inventando las vidas de las personas que pasan en sus coches de los conductores, pero también, y en otro plano, seduciendo y acostándose con Sonia, su supervisora. Poco a poco, la distancia entre la ficción y la realidad irá acortándose hasta tal punto que será difícil separarlas.