Jordi Évole vuelve. Tras un breve descanso, retoma su programa 'Salvados' en el que volverá a tratar con su fina ironía los temas de actualidad. El primer programa de su regreso aborda el tema de la educación.

Decía Valle-Inclán que se podía narrar de tres maneras: desde arriba, a la altura del lector o desde abajo. ¿Con cuál se identifica usted?

Prefiero el 'de abajo', porque creo que aunque pese a 'desde arriba' se puede tener buena perspectiva, pisando la calle te encuentras con lo que de verdad pasa.

¿Cómo cree que te perciben?

La sensación es muy buena, incluso a veces me abruma y me da cierta vergüenza.

¿No me dirá que es usted tímido?

No, pero tampoco soy un echado para adelante de la hostia. A veces también me dicen que dé más caña.

¿Tan sedienta de venganza está la gente?

Creo que a veces se ha entendido por caña cosas que no lo eran, simplemente era una determinada manera de explicar las cosas.

¿La entrevista más difícil?

Cuando se te cierran en banda es muy complicado y ha habido varias. La de Pepe Blanco fue decepcionante, porque no salía del guión de lo políticamente correcto. Gallardón también fue bastante decepcionante.

¿La mejor?

La de Jesús Eguiguren. Fue una de ésas en las que nunca pensaste que te iban a decir tantas y tantas cosas. Y la de Jaume Matas, que empezó cerrado y se fue abriendo. Ese momento es muy agradable, porque estás picando piedra y cuando ves que rompes el guión...

¿Ha sentido vergüenza alguna vez entrevistando?

Hay una frase de Juan Cruz que dice: "O me entrevistas o me quieres". A veces empatizas con el entrevistado y te sabe mal hacerle algunas preguntas y ahí es donde existe ese punto de timidez. Porque realmente no quieres preguntarle eso, pero es tu trabajo.

¿Le pasó con Baltasar Garzón?

No. No es incompatible una entrevista amable con preguntar todo lo que se tiene que preguntar. Me lo pasé muy bien, es un personaje que tendrá mucha relevancia.

¿Qué le preguntaría ahora mismo?

Que nos explicara todo lo que sabe de Gürtel, que seguro que sabe mucho más y no puede decirlo. Seguramente él ya supiera todo lo que se está destapando.

¿Existe alguien a quien nunca entrevistaría?

No. Nuestra obligación es poder entrevistar a cualquiera. ¿Quién se hubiera negado a entrevistar a Bin Laden cuando vivía? Eso nos lo dijo Ansón cuando teníamos dudas acerca de una minientrevista que teníamos con Otegi cuando ETA estaba en activo.

¿Y cuál es el personaje al que más le gustaría entrevistar?

Al Príncipe Felipe. Al padre ya renuncio... El hijo creo que lo haría bien, pero al final tendrá que buscar otro país para poder ejercer el trabajo para el que le han formado.

¿Con quién se queda: Sardá, Wyoming o El Loco de la Colina?

El sarcasmo de Wyoming, la inteligencia de Sardá y los silencios de El Loco.

Vuelve con un programa sobre la enseñanza con la que está cayendo, ¿un poco de oxígeno?

Es que con todo el 'barcenismo' que tenemos y que nos espera, yo creo y espero que el espectador lo que quiera ver el domingo sea otro cosa. Es bueno desmarcarse. La expresidenta de Finlandia dijo: "Una sociedad bien educada sería menos corrupta que una maleducada". Deberíamos grabarnos esto a fuego para que dentro de 20 años no haya más Urdangarines ni Gúrteles, ni Bárcenas...

¿Qué es lo peor que podrían decir de usted?

Qué difícil... No sé. Que estoy vendiendo la moto, que no me creo lo que hago.

Más fácil: ¿qué no se preguntaría jamás?

Pues qué es lo que me preguntaría (risas).

Pues ahora sí que tiene que responderme... Si responde, acabamos.

¿Cuándo va a hacer usted televisión de verdad?