Condenado un menor que agredió con una vara extensible a un hostelero y su hijo tras pedirle que se fuera

La sección primera de la Audiencia Provincial de Cantabria ha condenado a un menor que agredió con una vara extensible al dueño de un bar y al hijo de éste tras pedirle el primero de ellos que abandonara el local en el que estaba armando jaleo junto con un grupo de familiares.

La sección primera de la Audiencia Provincial de Cantabria ha condenado a un menor que agredió con una vara extensible al dueño de un bar y al hijo de éste tras pedirle el primero de ellos que abandonara el local en el que estaba armando jaleo junto con un grupo de familiares.

La sentencia desestima así el recurso del joven, de 17 años de edad cuando ocurrieron los hechos, y confirma íntegramente la sentencia de instancia dictada por el Juzgado de Menores de Santander, que le condenó a realizar ocho meses de tareas socioeducativas como autor de tres delitos de lesiones con instrumento peligroso, y a indemnizar a los agredidos con 1.676 euros junto con sus representantes legales.

Los hechos por los que el tribunal de apelación ha confirmado la condena ocurrieron sobre las 21,30 horas del 19 de febrero del año 2011, cuando el menor se encontraba junto a un grupo de familiares en un bar-restaurante situado en Astillero, cantando y tocando palmas.

El personal del establecimiento les llamó la atención varias veces por el jaleo que estaban armando hasta que en un momento dado el gerente del bar les pidió que abandonasen el local.

Entonces, el menor y los que le acompañaban, se abalanzaron sobre el hostelero al que dieron un botellazo y golpearon, utilizando el menor una vara extensible.

El hijo del agredido intentó que cesara la agresión, propósito que no sólo no logró, sino que le costó ser golpeado reiteradamente por el acusado, que empleó de nuevo la vara, y por sus acompañantes utilizando incluso una cachava tipo 'virola'.

En el transcurso del altercado, también resultó lesionada la mujer del gerente del bar, que recibió un golpe en la cabeza al impactarle una silla lanzada por uno de los agresores.

La sentencia de instancia señala que, de la evaluación realizada al menor, se aprecia una tendencia a la permisividad y un bajo nivel de exigencia en el ámbito familiar, con carencias hacia las necesidades educativas del joven, que acepta las normas y límites que sus progenitores le imponen.

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