«Gargallo es un genio», «es curioso su estilo». Un grupo de personas invidentes pudieron ayer acercarse a la obra del escultor Pablo Gargallo a través del tacto.«Aún conservo un poco de vista pero con los dedos puedo apreciar detalles como la forma de los ojos o de la cara», explicó Teresa Marbà. La sensación de tocar las esculturas de Gargallo es, según ella, muy buena.
Otro visitante, José Luis Pérez, afirma que el arte, para los ciegos, «es muy complicado», ya que sólo «podemos apreciar un 2% de la obra». Sin embargo, Pérez afirmó que poder tocar las esculturas de Gargallo «me parece suficiente para reconocer la obra de un genio».
La exposición revisa la trayectoria de este escultor aragonés que vivió en Barcelona, donde expuso por primera vez su obra, y en París. Los visitantes de la muestra pueden observar 78 esculturas, 16 dibujos y 11 cartones. Entre las piezas de arte está una de sus obras más populares, El gran profeta.
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