Muchos maestros arreglan las chapuzas de los colegios

Lijan la pizarra, pintan el aula, hacen mudanzas o ponen tacos a las sillas, hartos de que no lo haga la Consejería. Y pelan fruta, cambian pañales...
Aristea Cortés tuvo que lijar la pizarra de su aula, como muestra la fotografía.
Aristea Cortés tuvo que lijar la pizarra de su aula, como muestra la fotografía.
Aristea Cortés tuvo que lijar la pizarra de su aula, como muestra la fotografía.
Los profesores en Murcia no sólo tienen que dar clase, poner exámanes o mantener el orden en las clases. En muchas ocasiones también tienen que hacer de chapuzas y colaborar en el mantenimiento de las aulas. El sindicato de enseñanza STERM, por medio de su portavoz, Óscar Urralburu, afirma que es el pan nuestro de cada día.Es lo que le ocurrió a Aristea Cortés, profesora de 5º de primaria del colegio San Pío X de Murcia. En la pizarra del aula donde imparte clases «resbalaba la tiza y lo escrito apenas se veía, con el consiguiente perjuicio para los niños». Tras pedir a través la dirección de su centro que la Consejería arreglara la pizarra y no ver resultados, Aristea Cortés decidió solucionar el problema y lijó ella misma la pizarra para ganar visibilidad: «Es muy simple, pero no es mi oficio». Esta maestra dice que «el conserje no lo hace porque su contrato sólo especifica que su trabajo es abrir y cerrar puertas».

Por su parte, Óscar Urralburu afirma que en STERM se han recogido «muchos casos» de maestros que se ocupan de «sacar los muebles del aula cuando termina el curso o pintar ellos mismos las aulas para que su puesto de trabajo tenga buena imagen».

Antonio Espinosa es otro profesor. Da clases de infantil en el colegio de Santiago el Mayor. Su testimonio es esclarecedor: «En las pizarras de mi centro tampoco se puede escribir casi y los muebles son tan viejos que las sillas han perdido sus tacos y hacen mucho ruido cuando las arrastras; he tenido que comprar yo tacos para ponerlos».

Espinosa se enfrenta a otro problema: muchos niños de 3 años aún no controlan sus esfínteres y a menudo se hacen caca en clase. El profesor tiene un dilema irresoluble. «No es nuestra función limpiar a los niños, yo me niego en rotundo a hacerlo», dice Antonio. Así, tienen que avisar a los padres y hasta que lleguen, mantener a los niños sucios en el aula.

Antonio Espinosa relata otra profesión que les toca realizar a los profes: la de camarero: «Los niños ya no traen el bocadillo como antes, ahora se traen el Actimel, que se lo tenemos que abrir, o la manzana, que se la tenemos que pelar nosotros».

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Educación: «Son casos puntuales»

Educación no cree que los casos en los que los profesores arreglan desperfectos sean tan generalizados como dicen los sindicatos. Según fuentes de la Consejería, «son casos puntuales». Para el año que viene, la Dirección General de Enseñanzas Escolares contará con un presupuesto de 17.568.273 euros para gastos corrientes en los colegios. Es un 27% más que el de este año.

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