De esta forma negó que el desencadenante fueran los malos tratos sobre su esposa, como aseguran los monchines, según los testimonios recogidos por Europa Press.
En el juicio declaró que se encontraba amenazado de muerte por la familia de su mujer, en especial por su hermano Salvador. Por ello, continuó, acudió al mercadillo de la calle La Salud armado con dos pistolas de su abuelo. El día de los hechos, según su relato, se encontró con Salvador y cuatro miembros más de los monchines que le acorralaron con navajas. Entonces se vio obligado a sacar una de las pistolas: «Me puse muy nervioso, salí corriendo y vacié el cargador». Al comprobar que le respondieron con disparos sacó su segunda pistola.
Refugio en casa
A continuación, se refugió en casa con más miembros de su clan a la espera de posibles represalias. Éstas no tardaron en producirse, cuando miembros de los monchines dispararon contra las ventanas de su casa.
Dos de los tiroteados negaron esta versión. «Ni hubo intercambio de palabras ni nos dio tiempo a nada más que a correr», declaró.
El Fiscal pide para cada uno de los acusados 35 años de cárcel. La defensa solicita la absolución. El juicio seguirá hasta el día 16 y declararán 100 testigos y peritos.
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