Cerca de medio millar de personas ha visitado ya el yacimiento arqueológico de La Porticada

Cerca de medio millar de personas ha visitado ya el yacimiento arqueológico de los antiguos muelles de Santander, ubicado en la Plaza Porticada y abierto al público hasta el 4 de enero.
Restos de muralla en la Plaza Porticada
Restos de muralla en la Plaza Porticada
AYUNTAMIENTO DE SANTANDER
Restos de muralla en la Plaza Porticada

Cerca de medio millar de personas ha visitado ya el yacimiento arqueológico de los antiguos muelles de Santander, ubicado en la Plaza Porticada y abierto al público hasta el 4 de enero.

Hasta ese día, y desde el pasado 7 de diciembre, este yacimiento puede ser visitado antes de que dé comienzo la obra civil que permitirá poner en marcha el Centro de Interpretación proyectado en este espacio.

Durante estos días los interesados tendrán la oportunidad de conocer los trabajos de campo que están desarrollando los arqueólogos desde el pasado agosto.

Una vez finalizada la primera fase del proyecto del Centro de Interpretación de la Porticada, que coincidirá con el fin de los trabajos arqueológicos, comenzará la segunda, que incluirá la desaparición de la carpa existente y la pavimentación completa de la plaza, según ha informado en un comunicado el concejal de Cultura del Consistorio santanderino, César Torrellas.

Ha subrayado que la recuperación de los restos arqueológicos de la antigua muralla permite hacer un recorrido histórico por la evolución de la ciudad, desde el siglo XI hasta principios del siglo XX.

Como ejemplo, ha citado los nuevos hallazgos descubiertos por el equipo de arqueólogos que trabaja en el yacimiento, como los restos de dos edificaciones medievales, la 'Torre de los Escalantes' y la denominada 'Puerta del Mar', adoquinados del siglo XI, anteriores incluso a la propia muralla que separaba la Puebla Vieja de la Puebla Nueva y los vestigios de un acceso restringido al mar, conocido como 'El Portillo de Don Gutiérrez'.

También se han descubierto cimentaciones de edificaciones más modernas que desaparecieron con el incendio de 1941, algo que, a juicio de Torrellas, permite a Santander "recuperar un espacio único que, si bien no es grande en su dimensión, permite vislumbrar como ningún otro el devenir de la ciudad de los últimos siglos".

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