Sólo les queda protestar. Llevan desde 2004 pidiendo un logopeda que atienda a tres niños con problemas como la disprasia (no saben pronunciar).Los padres se plantean realizar un encierro en el aula de apoyo del centro, como medida de presión para «ver si así conseguimos algo», explica a 20 minutos Pilar Álvarez, madre afectada.
Logopeda compartido
Tan desesperados están que no les importaría compartir a este profesional con otros colegios de la zona. Sólo quieren que sus hijos reciban la atención que requieren, aunque sólo sea algunas horas a la semana. «No podemos pagar un logopeda privado, porque no tenemos dinero y mi hija necesita ayuda profesional», señala Álvarez.
En el colegio hay más niños con otros problemas, pero son atendidos por una profesora (terapeuta). Actualmente tiene a su cargo a diez alumnos.
La dirección del centro asegura que ya ha hecho «todo lo posible». En junio se realizó una petición formal a la Delegación Provincial de Educación. En septiembre volvió a reiterarla, pero cinco meses después todavía siguen sin una respuesta oficial.
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