En el seno de la comunidad parsi, o zoroastra iraní, el número de muertes supera al número de nacimientos.
Sin embargo, esta comunidad aún tiene un lugar relevante dentro de la compleja escala social india, según BBC.
Además de luchar contra el descenso de su población, los parsis tienen que afrontar un cambio radical en sus costumbres funerarias.
Tradicionalmente, los parsis dejaban los cadáveres de sus seres queridos a la intemperie para que fueran devorados por los buitres.
Pero en Bombay, donde vive la mayoría de los miembros de esta comunidad, la población de estas aves carroñeras ha descendido tanto que los cuerpos permanecen meses descomponiéndose sin que los animales den cuenta de sus restos.
Los parsis llevan a sus muertos a las Torres del Silencio, donde los buitres comían sus cuerpos inertes.
Pero últimamente, la falta de eficacia de este método tradicional ha generado polémica, en especial después de que Dhan Baria, una mujer parsi de 65 años, publicara fotografías de una pila de cuerpos que sólo estaban comidos a medias por los animales.
Pero parece que estas aves se han intoxicado y han muerto en grandes cantidades por ingerir carne que contenía una sustancia química utilizada normalmente como un antiinflamatorio, el diclofenac.
Para acelerar la descomposición de los cuerpos, la comunidad parsi instaló paneles solares en las Torres. Sin embargo, parece que los resultados no son los esperados.
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