Las heces, los orines y los ladridos lastimeros de una pareja de perros abandonados en una vivienda han acompañado a los vecinos de un edificio del madrileño Paseo de Delicias durante dos meses.
Sólo su solidaridad, y la actuación de varias asociaciones en defensa de los animales -como El Refugio- y de la Policía Nacional, han permitido que el final de esta historia sea feliz -aunque con pequeños matices-.
Los habitantes del edificio, superados e impotentes ante la situación, se organizaron para evitar que los animales murieran de hambre.
Barra metálica y cubos
Así, un vecino logró, con ayuda de una barra metálica y unos cubos de plástico, dar de comer a los dos canes que salían al balcón de la vivienda donde los habían encerrado.
"La tenacidad del conserje y de los vecinos, que llevan mucho tiempo denunciando la situación, ha permitido rescatar a los perros", asegura Nacho Paunero, presidente de El Refugio.
Tras unas ardua gestiones por parte de El Refugio y de la Policía Nacional, por fin se pudo acceder a la vivienda. El panorama era dantesco:
Un piso destrozado repleto de orines y heces, un hedor insoportable, y dos perros absolutamente famélicos.
Caquexia y fuerte ansiedad
De hecho -y según ha informado María Pérez, veterinaria de El Refugio-, los animales sufren caquexia, pérdida de peso que podría influírles en su normal crecimiento -ya que su edad no sobrepasa los siete meses-, un fuerte estado de ansiedad, y no están identificados con chip.
"Los hechos ya están denunciado en los juzgados de Plaza de Castilla (...), pondremos todos los medios para sacar adelante a Guille y Mafalda, y cuando estén recuperados les buscaremos una familia", afirma Paunero.
Guille es un Setter irlandés macho de 7 meses, y Mafalda una hembra de Pointer, de unos 6 meses.
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