Así lo anunció ayer Aguirre, a pesar de que el Consejo de Estado (organismo que es consultivo, no vinculante), tras estudiar el reglamento regional que desarrolla la ley antitabaco, se opone a ello.
Quien alquile un local será quien decida si sus invitados pueden dar unas cuantas caladas. En las celebraciones de las bodas serán los novios los que decidan si se fuma o no. Lo mismo harán quienes celebren un banquete o una primera comunión.
No se trata, según la presidenta, de un desafío al Gobierno central. «En las bodas, lo mismo que en las casas, deciden los novios», dijo.
Un documento muy polémico
El reglamento regional de la ley antitabaco, que aún no ha sido aprobado, está envuelto en la polémica. El Consejo de Estado critica también en su informe otras cuestiones, como que la Comunidad aspire a que se deje fumar en las cafeterías de empresa.
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