Carlos Sisí: "El verdadero terror lo vivimos hoy en día en la calle, en estos tiempos duros"

  • El autor de 'La hora del mar' habla sobre este inquietante 'thriller' medioambiental de tintes catastrofistas.
  • Tras el éxito de su saga zombi 'Los Caminantes', su quinta novela nos lleva a reflexionar sobre el fin del mundo.
  • Una novela ágil y entretenida que mantiene enganchado al lector hasta desentrañar un cúmulo de misterios.
El misterio y el suspense se dan la mano en esta novela ágil donde el lector se verá atrapado en un serie de catástrofes naturales que amenazan con acabar con todo.
El misterio y el suspense se dan la mano en esta novela ágil donde el lector se verá atrapado en un serie de catástrofes naturales que amenazan con acabar con todo.
Planeta
El misterio y el suspense se dan la mano en esta novela ágil donde el lector se verá atrapado en un serie de catástrofes naturales que amenazan con acabar con todo.

La quinta novela del escritor Carlos Sisí (Madrid, 1971), La hora del mar (Planeta), es un apasionante thriller medioambiental que pone a la humanidad en jaque a medida que se enfrenta a un inesperado adversario: el planeta Tierra.

El misterio y el suspense se dan la mano en esta novela ágil donde el lector se verá atrapado en un serie de catástrofes naturales que amenazan con acabar con todo.

Tras el éxito de su saga zombi Los Caminantes, Carlos Sisí se atreve ahora con otra historia de terror inquietante pero se aleja, de momento, de los muertos vivientes. Lanzada hace unas semanas, la novela parece estar logrando los buenos resultados en su género que ya cosechó la anterior colección del autor, quien se muestra "satisfecho y contento".

¿Qué tal está siendo la acogida hasta la fecha?

Fantástica. Lo bueno de Los Caminantes es que consiguió trascender el subgénero zombi... han venido a las presentaciones hasta señoras ya jubiladas que me confesaban que comprar un libro les suponía un esfuerzo.

Eso ha hecho que los lectores me sigan también en esta otra propuesta. Pensé que a lo mejor me costaría más trabajo, que había un riesgo de encasillamiento, pero afortunadamente no ha sucedido. Hay un momento de implantación, en el que nos ayudan mucho las redes sociales, y luego la novela va sola, funcionando con el boca a boca.

Si a Los Caminantes se lo colocó la etiqueta de 'zombi', ¿cómo definirías La hora del mar?

A un escritor de terror, o de ficción, le interesan muchas cosas. Los zombis están bien, dan pie a historias entrañables llenas de superación humana, de denuncia de la naturaleza del hombre, terrible  y maravillosa a la vez, a mil cosas... pero no dejan de ser los juguetes de otro.

Después de tres libros, tenía muchas ganas de contar mi propia historia, de inventar mis propias reglas y fabricar mis propios juguetes. Hay tantas cosas que querría explorar... La Hora del Mar fue un ejercicio apasionante de documentación, de invención, de introspeccióny de comunicación.

Aunque no te bajas del carro de la ciencia ficción, ¿cuál ha sido tu evolución como escritor en este trabajo?

Pollock decía: "Yo lo he hecho. Ustedes hablen de ello". Esa frase resume muy bien lo que siento cuando acabo el libro. No sabía qué pensar cuando acabé La Hora del Mar, por ejemplo, pero ahora, al haber recibido un montón de reseñas y opiniones de lectores, puedo sentarme, coger el libro y decir: "Vaya, aquí hay algo bueno". Pero la experiencia es un grado.

Esta es mi quinta novela, y me gustaría pensar que he evolucionado con mi estilo, que he aprendido un par de trucos nuevos y, desde luego, me siento capaz de afrontar cosas que antes sentía que me venían un poco grandes. Al fin y al cabo es una novela compleja, muy coral, donde ocurren un montón de cosas que al final se resuelven anidando todas las pequeñas tramas. Si lo hubiera pensado hace unos años, el escenario donde se desarrolla todo habría sido más pequeño, más íntimo.

¿Qué distingue a una buena novela de terror?

Esto es terror lúdico. El terror de verdad lo tenemos a nivel de la calle, en estos tiempos duros que vivimos ahora, así que yo, sobre todo, busco entretener, invitando al lector a entrar en realidades paralelas. Causan ese estado de miedo agradable porque son de alguna forma plausibles, para eso trabajo mucho la documentación.

No creo que La Hora del Mar sea una novela "terrorífica", no lo es, pero sí que es una novela que entretiene, donde sientes la necesidad de avanzar en la historia porque quieres desentrañar el misterio, quitarte ese pequeño puntito de desasosiego agradable que se instala dentro con la conclusión de la historia. Luego cierras el libro y dices "¡Qué bien me lo he pasado!". Creo que si consigues eso, has hecho mucho.

¿De dónde surgió la idea de tanta catástrofe?

Bueno, es divertido. Las películas catastrofistas siempre han tenido muy buena acogida. El mundo siempre tiene una fecha de caducidad, ahora es el 21 de diciembre de este año, con las profecías mayas, pero ha habido otras muchas, y eso es porque la gente lo busca. Hay muchas interpretaciones, pero a mí un lector me dijo: "Carlos, yo sueño con tus libros. Es que a veces me levanto a las cuatro y media de la mañana para irme a trabajar, me miro al espejo y digo: Por Dios, que pase algo ya. Lo que sea, pero basta de esta lenta agonía".

Hay un componente romántico en eso del fin del mundo, y cierta belleza en la decadencia de un mundo agostado por una amenaza por ahora inimaginable. Son ensoñaciones, desde luego; cuando ocurre de verdad... y me refiero a terremotos, tsunamis y demás, entonces pones los pies en el suelo y te das cuenta de que, lógicamente, es horrible. Pero en la ficción funcionan. Ayudan a crear la ilusión de ser un superviviente en un mundo donde cada día cuenta.

¿Crees que el mundo se vengará de la mano del hombre antes de lo que pensamos?

La semilla de la idea que compone el libro vino, entre otras cosas, de contemplar una imagen de la Tierra flotando en el espacio. Era una imagen de la NASA, muy bonita, pero escondía una advertencia. Te das cuenta de que la ocupación que hemos hecho del planeta en apenas 3.000 años de historia reciente ha seguido una progresión geométrica. Es abrumador.

Lo hacemos todo sin mesura, como dueños absolutos de la creación, y no creo que sea así. Hemos sometido a todas las especies, y estamos en la cúspide de la pirámide... ¿y qué hacemos? volvernos contra lo único que hay coexistiendo en esa cúspide: Nosotros mismos. Al final, para qué... estamos tan divididos como siempre. Ahora incluso nuestros amigos catalanes quieren separarse. Creo que el camino que deberíamos seguir es justamente el contrario.

Necesitamos darnos cuenta de que somos seres humanos conviviendo, seres humanos en definitiva, no americanos, alemanes, españoles, catalanes o africanos. No blancos o negros. No gays y heterosexuales, cristianos o musulmanes. ¿Cuándo diremos "basta" a eso? Ése es el mensaje que he querido entretejer en La Hora del Mar. Espero que ayude a mucha gente a reflexionar y que, algún día, tengamos por fin una bandera del planeta Tierra que nos unifique como especie. Eso no se conseguirá sin los suficientes valores. Creo que los padres tenemos la obligación y la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos, primero, cosas como la bondad, antes de cómo triunfar en la vida. Eso vendrá solo, si los valores son los correctos.

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